La granada, fruta del árbol del granado (Punica granatum), es uno de los frutos cuyo cultivo y consumo proviene de la antigüedad. Originarios de Oriente Medio y Asia Menor, la fruta fue domesticada en Irán hacia el año 2000 a.C. Para los griegos, la granada era un símbolo de la fertilidad; para los judíos, simbolizaba la esperanza de un próspero año nuevo; para los romanos, la fruta significaba orden y riqueza.
El granado es un árbol que puede alcanzar entre 5 a 8 m de altura y se adapta muy bien a los climas tropicales y subtropicales, pudiendo cultivarse incluso en climas semiáridos. La granada es una baya redonda formada por una pulpa roja comestible e innumerables semillas, que se abre espontáneamente cuando alcanza la madurez.
Anteriormente, los beneficios proporcionados por el consumo de fruta fueron conocidos por pocas personas. Hoy en día, ella ha sido considerada una fuente medicinal moderna. La granada es una fruta oxidante, mineralizante, refrescante y tiene sustancias antiinflamatorias.
Un estudio realizado por científicos israelíes demostró que un vaso de zumo de granada al día reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. El té de la corteza del fruto también está indicado en el caso de infecciones de la garganta. En otro estudio realizado por la Universidad de Wisconsin, se descubrió que el extracto de la fruta mata las células cancerosas.
España es el mayor exportador de la fruta, seguido por Turquía y Túnez. Debido al hecho de ser beneficioso por la contaminación de metales pesados, la granada es ampliamente utilizada en áreas mineras en Inglaterra, un hecho que hace que el país sea el mayor consumidor de la fruta.