La formación de la lluvia ácida es un problema moderno, que tuvo origen a partir del gran crecimiento de los centros urbanos que son altamente industrializados.
Existen varias fuentes de contaminantes a la atmósfera, los gaseosos son generados por las industrias, vehículos y plantas energéticas. Algunos ejemplos son el dióxido de azufre y el óxido de nitrógeno. La combinación de esos contaminantes con el vapor de agua existente en la atmósfera se va acumulando en nubes ocurriendo así su condensación, de la misma forma en que son originadas las lluvias comunes.
En la naturaleza, el agua reacciona con ciertos óxidos formando ácidos. El ácido carbónico (H2CO3) se forma cuando el dióxido de carbono (CO2), también llamado gas carbónico, se disuelve en el agua. Veamos la reacción: H2O + CO2 – H2CO3 (ácido carbónico)
En ese momento el pH del agua pura que era de 7,0 pasa a 5,6, que es el equilibrio con el CO2 atmosférico. Para la lluvia considerarse ácida el pH debe ser inferior a 5,6. Lo que provoca que la lluvia alcance este pH es el aumento de la concentración de óxidos de azufre y óxidos de nitrógeno en la atmósfera. Estos óxidos, junto con el óxido de carbono, son llamados de óxidos ácidos, por formar ácidos cuando entran en contacto con el agua de la lluvia. Y así se forma la llamada lluvia ácida que al caer en el ambiente terrestre causa daños irreversibles a los ríos y lagos, acabando con la vida acuática y plantas de las regiones afectadas.
La acidez de la lluvia, que sucede en diversos países del mundo, se encuentra relacionada con el desarrollo urbano: ciudades con mayor número de fábricas, de industrias y de vehículos tienen ciertamente mayor concentración de ácidos. Y, sin embargo, los ácidos causantes de la lluvia ácida no siempre caen donde son producidos, pues el viento frecuentemente carga las nubes para otras regiones, generalmente próximas.
Otro factor que provoca lluvia ácida, es la emisión de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno por las fábricas que utilizan combustibles fósiles y plantas de energía alimentadas con carbón. Estos óxidos se combinan con la humedad atmosférica generando ácido sulfúrico (H2SO4) diluido, que es la principal precipitación atmosférica de los contaminantes industriales.
