La faringe es un órgano tubular de aproximadamente 15 cm, con aproximadamente tres pulgadas en su borde superior y 1,5 cm en la parte inferior. Situado detrás de las cavidades nasales, es rico en vasos y nervios, siendo formado principalmente de tejido muscular de tipo esquelético, cubierto por una capa mucosa.
Cumple funciones relacionadas con el sistema respiratorio y digestivo, ya que es por ella es posible el tránsito de aire y también de alimento. Ella es dividida en tres regiones anatómicas: la nasofaringe, orofaringe y laringofaringe.
La laringofaringe, o faringe menor, es conectada al esófago y laringe siendo, por tanto, una vía tanto digestiva como respiratoria; funciones también ejercidas por la orofaringe. Esta última, también llamada de faringe media, está localizada en la parte media de este órgano, y tiene comunicación con la boca.
Ya en la parte superior de la faringe, la nasofaringe, se extiende desde la base del cráneo hasta el paladar blando, ejerciendo exclusivamente la función respiratoria. Ella se comunica con la orofaringe, fosas nasales, tubas auditivas, entre otras estructuras; y es en ella que se localiza la amígdala (responsable por captar, filtrar y destruir partículas extrañas al organismo.
El aire inspirado tanto por la nariz como por la boca pasa por la faringe. En el primer caso, él es transportado para la nasofaringe, siguiendo por la faringe media e inferior, hasta la laringe. Ya en otra situación, él se encamina directamente hacia la faringe media, haciendo el mismo recorrido restante. En cuanto a los alimentos, estos entran únicamente a través de la faringe media, se dirección hasta el inferior y desembocan en el esófago.
Tal versatilidad es posible gracias a la epiglotis: estructura que cierra la entrada de la laringe durante los momentos de deglución, haciendo con que el alimento se direccione hacia el esófago; y se abre al respirar, liberando el paso del aire por la laringe.