En la escultura barroca se había tratado de explotar el drama de las figuras representadas, tratando de despertar los sentimientos del observador. Este movimiento artístico quedó caracterizado por la expresión de sentimientos fuertes (dolor, el sufrimiento, la pasión) y la exageración de las formas.
El barroco jugó un papel importante como complemento de la arquitectura, tanto en el interior y el exterior, reforzando la emoción y la grandeza de las iglesias a través de la escultura. Se destaca especialmente las obras de Bernini, escultor y arquitecto que dedicó su obra sólo la proyección de la Iglesia Católica en Italia. La característica principal de sus obras es el realismo, y que estaba bajo la impresión de que están vivos y se mueven debido a su amplio realismo.
Las esculturas de mármol tenían expresiones faciales exacerbadas y las características individuales, pelo, músculos, los labios, y, finalmente, las características que chocan con estas obras que tratan de glorificar la religión. Los protagonistas de la escultura solían ser los ángeles y arcángeles, santos y vírgenes, los dioses paganos y héroes míticos, revolviendo las aguas y las fuentes de nichos emergentes en las paredes, cuando no se ubicaban junto a una viga o formaban parte del altar.
