El descubrimiento de un fósil es un momento de logro para los arqueólogos. A partir de ahí comienza el proceso de datación de los restos hallados y cuanto más antigua fuera la reliquia mayor será su valor para la arqueología. Pero, ¿cómo es posible saber la edad de un fósil?
La química está presente en este proceso, más precisamente el elemento carbono. La datación de un fósil puede ser hecha con base en el porcentual ya conocido del Carbono-14 (C14) en relación al Carbono (C12) de la materia viva (sin descomposición). La estimación dada tiene un margen de error mínimo.
El carbono 14 es un isótopo radiactivo natural del elemento carbono, recibiendo esta numeración porque presenta una masa atómica de 14. Ese isótopo presenta dos neutrones de más en su núcleo que el isótopo estable carbono 12.
El C14 es formado continuamente en la atmósfera y es resultante del proceso de bombardeo de rayos cósmicos. Se constituye en las capas superiores de la atmósfera donde los átomos de nitrógeno-14 son bombardeados por neutrones contenidos en los rayos cósmicos y por eso es denominado de carbono radiactivo o radioisótopo. Él entra en el proceso de fotosíntesis y en consecuencia de ello todos los seres vivos poseen en su composición general cierto porcentaje de C14, todavía en pequeña cantidad. El C12 es el carbono común (no radiactivo).
Cuando el ser vivo muere se inicia una disminución de carbono-14 debido a su desintegración radiactiva. La vida media del C14 es de 5740 años, este es el tiempo que el C14 toma para transmutar la mitad de sus átomos en C12. Los científicos, entonces, se basan en el cálculo comparativo entre la cantidad habitual encontrada en la materia viva, y aquella que fue descubierta en el fósil, pudiendo determinar así la edad del mismo.
Ejemplo: en un fósil de 11.480 años, se encuentra solamente 1/4 de la cantidad habitual de C14. Ya en un fósil de 22.960 años se debe encontrar 1/8 de la cantidad normal del radioisótopo.
