La arquitectura barroca es el estilo arquitectónico practicado durante el periodo barroco, que se inicia desde el siglo XVII y se extiende hasta la primera mitad del siglo XVIII.
El barroco es liberación espacial, es liberación mental de las normas, de las convenciones y de la geometría elemental. Es liberación de la simetría y de la antítesis entre espacio exterior y espacio interior. Por esa intención, de liberación, el barroco tiene un significado de estado psicológico de libertad y de una actitud creativa libre de preconceptos formales. Es la separación de la realidad artística del manierismo. La arquitectura barroca se produjo en varios países católicos de Europa, como Italia, Austria, España y Portugal. Países protestantes como Inglaterra no tienen arquitectura barroca.
El Barroco y la religión
El Concilio de Trento, el concilio ecuménico 19, convocado por el Papa Pablo III para asegurar la unidad de la fe y de la disciplina eclesiástica, tuvo lugar desde 1545 hasta 1563, en el contexto de la reacción de la Iglesia Católica a la división vivida en Europa del siglo XVI, frente a la Reforma Protestante. Es conocido como el Concilio de la Contrarreforma y fue el más longevo de la historia de la Iglesia.
El Consejo emitió decretos disciplinarios en oposición a los protestantes y estandarizó la misa, aboliendo las variaciones locales. Reguló las obligaciones de los obispos y confirmó la presencia de Cristo en la Eucaristía.
Definió, de manera explícita, que el arte debe estar al servicio de los ritos eclesiásticos, a través de las imagenes, tenidas como elementos mediadores entre la humanidad y Dios. Los protestantes iconoclastas critican precisamente ese amplio uso de imagenes sagradas. Para los teóricos de la Contrarreforma, sin embargo, tales imagenes forman un medio privilegiado de la doctrina cristiana y de la historia sagrada.
El Barroco y la forma
En términos artísticos, el barroco utiliza la escala como un valor plástico de primera magnitud. Los efectos volumétricos son también elementos esenciales de la arquitectura barroca.
Francesco Borromini, que entre muchas obras en Roma construyó la Iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane. Surge la asociación entre los elementos rectos y los elementos curvos, mediante distintas formas ambivalentes. La fachada es visualmente dinámica, lo que permite el movimiento de sus espectadores. Muestra una complejidad en términos de organización, con elementos cóncavos, convexos y rectos. Ese dinamismo crea un portal monumental, jugando con formas diversas con una fuente que destaca como elemento creativo y funcional integrada en la arquitectura.
En Francia la arquitectura barroca tuvo varios exponentes. El francés François Mansart es uno de los arquitectos más importantes del barroco, con obras tan importantes como Château de Maisons-Laffitte.
Louis Le Vau fue el autor del Château de Vaux le Vicomte, considerada una de las obras más influyentes de la época. La relación patio-jardín es verdaderamente revolucionaria. Los jardines, proyectados por André Le Nôtre dejan de ser un mero complemento del edificio y ganan un protagonismo superior a la edificación misma. Los jardines de Le Nôtre están fuertemente marcados por la mirada del espectador en el horizonte y una experiencia de espacio infinito.
Jules Hardouin-Mansart es otro gran arquitecto barroco, cuyas obras más importantes son el Palacio de Versalles, donde la planta es elíptica y los accesos de luz crean contraste. La catedral de Saint-Louis-des-Invalides y el Grand Trianon también son de su autoria.
Claude Perrault es otro arquitecto francés importante, aunque menos célebre. La fachada oriental que diseño para el Palais du Louvre es un buen ejemplo de arquitectura barroca francesa. En todo el espacio se crea una sensación de multiplicidad. El muro no es tomado como un límite sino como una realidad espacial privilegiada para contener el movimiento.