Incluso hoy en día, muchas personas asocian la ciencia de la arqueología a las andanzas vividas por personajes de la literatura y el cine de aventuras. Es decir, un cazador de reliquias antiguas y valiosas, con sombrero y látigo. Sin embargo, esta ciencia actual no tiene nada que ver con esa imagen plantada por la cultura popular. Por ser una ciencia como cualquier otra, ella uso de métodos de investigación y trabajo científico. Trabaja en colaboración con otras áreas del conocimiento, tales como antropología, historia, sociología, química, paleontología, botánica, biología, entre otras disciplinas.
Esta ciencia pretende entender los cambios en la vida del ser humano, desde sus orígenes. Para ello, utiliza vestigios del pasado para reconstruir las fases históricas. Esos rastros de la historia, también llamados documentos históricos, pueden ser escritos o no escritos. Huesos, restos de hogueras, pinturas rupestres, ruinas, textos antiguos, objetos de cerámica, entre otros, pueden ser analizados y proporcionar información detallada sobre el pasado.
Los lugares donde se encuentran estos objetos se denominan sitios arqueológicos. Los investigadores hacen sus estudios y sus investigaciones en este espacio, cavando con mucho cuidado, para no romper fragmentos importantes o incluso mezclarlos. La posición en que se encuentran los objetos es de fundamental importancia para la reconstrucción de la época. De esta manera, los científicos tienen en cuenta las posiciones y las condiciones bajo las cuales estos fragmentos fueron encontrados para ser analizados con mayor precisión en laboratorios y museos.
Los fósiles son también importantes fuentes de información para el estudio. Formados hace millones de años, son los registros del pasado que puede mostrar cómo era la vida y el medio ambiente en un tiempo lejano.
Esta ciencia tiene un preciso sistema de datación, conocido como el carbono-14. Este elemento químico, presente en los seres vivos, comienza a desprenderse después de la muerte. Cada 5700 años, el objeto pierde aproximadamente mitad de la radiación. A través de la comparación es posible determinar la edad del objeto con un margen de error de 40 años. Cuando se trata de épocas de miles de años, ese margen de error se vuelve insignificante.
Orígenes y descubrimientos importantes
En los siglos XV y XVI, aparecen las primeras investigaciones en Europa. Nobles y miembros del alto clero (Papa, obispos y arzobispos) comienzan las excavaciones para encontrar reliquias religiosas para sus colecciones privadas. No había ningún método y los cazadores de reliquias eran meros coleccionistas de objetos históricos.
Los métodos propiamente dichos empezaron a surgir a mediados de siglos XVIII con los descubrimientos de las ciudades romanas de Pompeya y Herculano. Esas ciudades, enterradas por el volcán Vesubio en el 79 a.C. guardan informaciones sobre la vida y la cultura en la época del Imperio Romano.
En 1822 ocurre un importante acontecimiento que marca esta ciencia. El investigador francés Jean-François Champollion consigue descifrar la Piedra de Rosetta identificando así la escritura jeroglífica de los antiguos egipcios. Después de este importante acontecimiento, los egiptólogos pudieron entender mejor la vida y la cultura en el Antiguo Egipto.
En el año 1922, los investigadores encontraron la tumba del faraón Tutankamón (Neb-jeperu-Ra Tut-anj-Amón), faraón de la dinastía XVIII, en el Valle de los Reyes, Egipto. El faraón es considerado uno de los líderes más importantes de la antigüedad, gobernando Egipto de manera precoz. Murió en el año 1352 a.C a los 18 años de edad por causas misteriosas.
En 1947, un hecho importante marcó el estudio de la Biblia. Fueron encontradas en las cuevas del Jordán, los pergaminos del Mar Muerto, conteniendo textos bíblicos y no bíblicos que revelan informaciones importantes de la época.
Los estudios y trabajos sobre la existencia del hombre en la Tierra tuvieron un gran avance en el año 1974. El investigador francés Don Johanson y el norteamericano Tom Gray encuentran huesos del más antiguo antepasado humano. Apellidado de Lucy, el esqueleto de 3 millones de años, tuvo importante vínculo entre los hombres actuales y nuestros ancestros prehistóricos.
