Ubicado en la región central de la península itálica, Roma dio lugar a una de las más importantes civilizaciones de la antigüedad e influenciaron los valores del mundo occidental contemporáneo. De su larga trayectoria histórica y del legado cultural tomamos varias lenguas, concepciones estéticas, instituciones y formas de gobierno que se hicieron grandes referencias en la contemporaneidad.
Además de formar una cultura compleja, los romanos formaron un gran imperio que marcó la historia política y militar de la antigüedad. Con su extenso proceso de conquistas transformaron la ciudad mítica de los hermanos Rómulo y Remo en un amplio territorio que dominó la Península Ibérica e Italia, gran parte de la costa del norte de África y parte de Asia menor.
A lo largo de su carrera política, Roma experimentó distintas formas de gobierno. Primeramente organizó un nuevo régimen monárquico que se extendió desde los tiempos originales hasta el siglo VI a.C. Entre los siglos VI a.C. y I a.C., Roma inauguró un nuevo régimen político que descentralizó las esferas del poder: la República. Durante la República es donde se observa el aumento del Senado romano, que era responsable de cuestiones legislativas, administrativas y militares del gobierno.
En el siglo III a.C. y el siglo II a.C. el conflicto militar con los cartagineses marcó el comienzo de un proceso de expansión territorial que transformó la sociedad romana. La mano de obra esclava y el comercio con las regiones dominadas figuraron entre los nuevos trazos de la fase imperial iniciada desde el siglo I a.C. hasta el siglo IV d.C. Entre los pueblos subyugados por los romanos, damos especial destaque a los judíos que introdujeron los valores del cristianismo primitivo con el imperio.
En esta última fase de su historia, el discurso igualitario de la doctrina cristiana, la amenaza de las invasiones bárbaras, las disputas internas en torno al gobierno descentralizado y la falta de esclavos fue responsable por cambios que condujeron al declive del imperio. Con la corrosión de las bases sociales, políticas y económicas que sustentaron el Imperio, Roma se transformó en una serie de pequeños reinos que más tarde compondrían el mundo medieval.
