La amigdalitis es una infección de las amígdalas (órganos de defensa localizados en la garganta), generalmente provocada por bacterias del tipo estreptococos (bacteriana) o por virus (viral).
Transmisión de la amigdalitis
La amigdalitis es transmitida por el contacto directo con la saliva o secreción nasal de personas enfermas o infectadas por la bacteria, especialmente cuando se está con el sistema inmunológico debilitado.
Síntomas de la amigdalitis
Amigdalitis bacteriana
- Dolor de garganta;
- Fiebre alta;
- Cansancio;
- Aparición de manchas blancas de pus en las amígdalas;
- Amígdalas inflamadas, con intenso color rojo
El dolor también puede estar situado en el oído, ya que comparten los mismos nervios que la garganta.
Debemos mencionar que no todos los dolores de garganta son diagnosticados con amigdalitis.
Amigdalitis viral
- Fiebre no demasiado alta;
- Ausencia de placas de pus en la garganta;
- Dolor e irritación en las amígdalas.
Amigdalitis caseosa
La amigdalitis caseosa no se considera una enfermedad, sino una condición anatómica desfavorable. Es causada por la acumulación de comida en las criptas (agujeros) de las amígdalas, provocando una sensación frecuente de irritación o molestia en la garganta, además de mal aliento.
El tratamiento se realiza a través de una cirugía para extirpar las amígdalas.
Tratamiento de la amigdalitis
El tratamiento de la amigdalitis estreptocócica (bacteriana) se realiza con antibióticos, generalmente derivados de la penicilina. Otros tipos de amigdalitis requieren antibióticos más específicos.
Rara vez es necesario extraer las amígdalas, excepto en casos de amigdalitis recurrente o cuando los antibióticos no son capaces de controlar la infección por completo.
Ya en la amigdalitis viral, no hay ninguna indicación de antibióticos, apenas analgésicos y antipiréticos para aliviar los síntomas.