Jónico

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Jonico

El orden jónico tiene un fondo histórico en la arquitectura de los asirios, hititas y otros pueblos de Asia Menor. Corre en el siglo V a.C. por muchas de las ciudades-estado y las colonias griegas en Sicilia. En Atenas, fue resultó en un estilo característica de los órdenes clásicos.

A diferencia de la columna dórica, el orden jónico presenta una base adicional o pedestal con diversas formas. La ventaja de la base es que todo el conjunto de la columna gana mayor ligereza. El fuste, a su vez, se vuelve más estrecho hacia el capital. La columna es elegante no únicamente por ser más alta en relación a su diámetro (corresponde hasta nueve veces el diámetro, mientras que la dórica no sobrepasa de cinco veces y medio) sino por poseer mayor número de surcos –frisos verticales de la columna –de 24 a 44 (en la dórica son de 16 a 20). El capitel está decorado con diseños espirales llamados volturas, entre el ábaco y el fuste.

También el arquitrabe es diferenciable en ambos órdenes: en la columna dórica, la forma de este elemento corresponde a las viejas vigas de madera; en el jónico, el arquitrabe adquiere formas mucho más elaboradas, con tres franjas horizontales. El mayor de ellos – el último – está adornado por una hilera de perlas, el friso, que continúa adornado por una serie continua de bajorrelieves. Por último, el entablamento – coronación del edificio – el equivalente a menos de una cuarta parte de la altura de la columna haciendo la construcción más leve.

El templo de Nike Àptera, uno de los exponentes del orden jónico, fue construido en 429 a.C. y realizado en homenaje a Atenea. Dentro del templo de Atenea, los atenienses colocaron la estatua de la victoria alada, pero, por si acaso, le cortaron las alas para que no saliera volando. El templo se erigió en la Acrópolis, se mantuvo en buenas condiciones hasta el siglo XVIII, cuando los turcos otomanos –que habían conquistado a Grecia –aprovecharon el lugar para almacenar pólvora, usando piedras del edificio para el depósito.

A los dos estilos ya conocidos, dórico y jónico, vino a sumarse uno nuevo, el orden corintio, que se caracterizaba por un capitel típico cuya extremidad era decorada por hojas de acanto.

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