El pintor francés Claude Monet, uno de los pioneros del movimiento impresionista en el arte, se trasladó de París, su ciudad natal, a Giverny, retiro pastoral en 1883. Durante su estancia, quedó deslumbrado con esta pequeña ciudad, llena de elementos naturales exuberantes, entre los cuales flores y luces expresaban las más variadas coloraciones y perfumes.
En este retiro alquiló una casa en una vasta extensión de tierra que se extendía por 8.100 m², junto a una prestigiosa escuela para los niños y también la capital francesa, en la que podría seguir comercializando sus producciones artísticas. Monet pronto se enamoró de los jardines de esta morada que comenzaron a alegrar su espíritu y arte.
Tal situación sin duda lo motivó a quedarse en esta región durante muchos años. Desde allí concibió sus famosas obras que integran Nenúfares. Poco a poco, el artista adquirió otras tierras y las añadió al espacio inicial, construyendo así un verdadero paraíso, con la ayuda de un grupo formado por diez jardineros y tres conductores. De esta forma produjo naturalmente en Jardín del Agua y de Normandía, y permitió que la naturaleza hiciera su parte.
El jardín de Monet se dividió en dos fracciones –el Clos Normand, jardín de flores situado en frente de la residencia, y el jardín japonés acuático, situado en el lado opuesto de la calle. Ambos se oponían, pero, al mismo tiempo, se completaban el uno al otro. El primero medía cerca de una hectárea y fue convertido en un océano con panoramas, relaciones simétricas y coloraciones.
La extensión fue dividida en dos macizos de flores, en los cuales especímenes de diversas alturas daban la sensación de grandeza. Los arbustos repletos de frutos y otros meramente decorativos daban sustentación al resto de flora. Hasta llegar a una edad avanzada, Monet plantó más de 1.800 variedades de flores y hortalizas, que compartieron el mismo espacio de armonía.
En este mismo jardín de flores silvestres se pueden encontrar las más extraordinarias e inusuales flores. En el área principal es posible encontrarse una serie de arcos metálicos con rosas trepadoras. También existe la presencia de bambús japoneses, nada comunes, manzanos, azaleas, frambuesas, iris, tulipanes, limoneros, dalias, girasoles, hortensias, entre otros especímenes.
Ya el jardín acuático japonés está situado en terrenos adquiridos en 1893 por el pintor. Está atravesada por un arroyo, el Ru, curso de agua que origina el Epte, un afluente del río Sena. El artista construyó en este rincón un lago proveído con plantas acuáticas. Algún tiempo después el lago fue ampliado y alcance el tamaño actual.
Este retiro ornamental es configurado por diversas desproporciones entre sus partes y curvas, basado en los modelos de jardines de Japón coleccionados por Monet. Aquí se encuentra el popular puente japonés representado por él en su obra, así como los bambús y nenúfares que crecen en este espacio en los veranos franceses.