La reforma Protestante en Europa adquirió gran magnitud durante el siglo XVI cuando Martin Lutero y Juan Calvino lograron a millones de seguidores, poniendo en cuestión el poder de la iglesia católica e insuflando una serie de levantamientos populares. Sin embargo, antes de los dos reformadores religiosos famosos, hubo otros que les precedieron. Entre ellos estaba Jan Hus, cuyo destino sería un ejemplo de la intolerancia religiosa de la época por parte de la institución espiritual dominante.
Jan Hus anticipó varias críticas a la doctrina y la práctica de la iglesia católica que se desarrollaría con Lutero y Calvino. Entre ellos, es interesante destacar su oposición a la venta de indulgencias y la riqueza de la iglesia como la comunión a ser restringida al cuerpo eclesiástico, no siendo ofrecida a los demás creyentes, especialmente aquellos de origen popular.
Nacido en 1369 (o 1371) en Bohemia, donde hoy se encuentra la República Checa, Jan Hus tenía una formación filosófica y teológica, a pesar de ser originalmente de familia humilde. En la Universidad de Praga, se convirtió en profesor de teología en 1398, siendo ordenado a sacerdote en 1400.
Estudioso de las doctrinas del inglés John Wycliff, de quien adoptaría algunos ideales, Hus comenzó a predicar en sus sermones que la Biblia era una gran autoridad en el cristianismo y el gran paradigma para la vida del creyente, contraponiéndose, sin embargo, a la autoridad de la jerarquía eclesiástica. Argumentó que la comunión del pan y el vino debe ser ofrecida a todos los fieles. Además, Jan Hus predicaba la idea de una iglesia pobre contra la opulencia gozada entonces por la iglesia católica. Para ellos, los esfuerzos hechos por el hombre en la tierra deben traer el mundo perfecto de Dios y ello planteaba tolerancia a la vida campesina miserable.
Esa postura de Hus causó fuerte oposición de la iglesia, como era de esperarse. Sin embargo, las condiciones sociales a la que fue sometida gran parte de la población de la región habían contribuido para que la situación se volviera todavía más conflictiva en ambos lados. La predicación de Jan Hus sobre la creación de un mundo de justicia social fue también en conflicto con la situación de explotación a la que eran sometidos a los campesinos de Bohemia. Para Hus, la desintegración del mundo contemporáneo era el indicio de la aparición del Anticristo.
A esto se suma el hecho de que parte de la nobleza propietaria de las tierras eran de origen alemán. Los ideales de Jan Hus consiguieron sensibilizar a los nobles de origen checo, que apoyaron sus predicaciones. Con eso, Hus garantizó su elección para el cargo de rector en la Universidad de Praga, en 1409, bajo las órdenes del rey de Bohemia, Wenceslao IV. Esa posición fue una manera de contrarrestar la influencia germánica dentro de la universidad.
Rápidamente la iglesia católica se avivó para protestar por la presencia de Jan Hus en la universidad. El Papa decretó una prohibición sobre las ceremonias religiosas en Praga mientras Hus estuviera en la ciudad. Las posiciones contra la venta de indulgencias y otras críticas contra la iglesia lo llevaron a ser acusado de herejía. En 1412, Huss fue excomulgado.
En ese momento había tres papas en la Europa católica, un fenómeno conocido en la Historia como el cisma de Occidente. Para tratar de remediar la situación, fue convocado el Concilio de Constanza en 1414, que entre otras decisiones abordaron algunos casos de herejía.
Jan Hus fue convocado al concilio, llevando un salvoconducto dado por el rey Sigismund de Luxemburgo para que pudiera presentar los motivos de sus ideas. Esta medida no impidió a Hus quedar atrapado durante los siete meses que duró el juicio, sin lograr convencer a los altos dignatarios y tampoco renunciar a sus posiciones privilegiadas. Fue declarado culpable de herejía por el consejo y el 6 de julio de 1415 fue quemado en la hoguera como hereje.
A pesar de su muerte, los conflictos en Bohemia se intensificaron, resultando en lo que se conoció como la revolución husita, entre los años 1419-1437.