No hay dudas acerca de la importancia de la intervención temprana cuando hay o existe riesgo de un cambio en el desarrollo. El desarrollo del niño no es sólo el resultado de una predisposición orgánica, sino que también es muy influenciado por las interacciones que desde su nacimiento el niño tiene con el medio que lo circunda y toda la información que proporcionan estas interacciones. Desde el momento que se detecta un cambio en el desarrollo del niño, se debe iniciar un proceso para superar o disminuir las limitaciones que pueden surgir de este cambio.
Los niños con cambios de desarrollo suelen ser pasivos, no provocan a su alrededor los cambios necesarios a la adquisición de nuevas competencias. Es importante que las ayuden a ser más activas y a aprender a interactuar con el medio circundante.
Si es cierto que los niños con cambios de desarrollo no siempre tienen mecanismos biológicos sanos que permitan actuar e interactuar con el medio ambiente, no menos cierto es la importancia que tienen las experiencias tempranas durante todo el proceso del desarrollo, en particular en la maduración del cerebro. Por lo tanto es necesario ayudar a estos niños a no perder las oportunidades de relacionarse y tener acceso a experiencias que les permitan evolucionar para niveles superiores; aquellos niveles que por sí solos conseguirían.
Esta ayuda debe contribuir al saber específico y especializado de profesionales de intervención precoz. Se impone un trabajo en equipos multidisciplinarios, con profesionales capaces de compartir saberes unos con otros y con los padres de los niños, que a su vez deben asumir un papel central en todo el proceso de intervención. Los padres son quienes mejor conocen las motivaciones del niño, son la base de su seguridad emocional, tienen más interacciones y están presentes en contextos muy variados.
También es muy importante para no eludir los cambios que provoca el nacimiento de un niño con problemas dentro de una familia. Los autores de la especialidad afirman que el trabajo con la familia es la parte más significativa de la intervención precoz. Es necesario ayuda a la familia a restablecer el equilibrio funcional, el restablecimiento de las rutinas y actividades en que la familia y cada uno de sus miembros están involucrados.