En ecología, inquilinismo indica una relación interespecífica (o heterotípica) armónica, muy similar a la existente en el caso de comensalismo, que puede considerarse una variación o simplemente una forma distinta de relación ecológica con la cual habitualmente se confunde. Ahora, la gran diferencia se encuentra en el objetivo de la asociación.
En el caso de comensalismo, es una relación estrictamente de mantenimiento; ya en el inquilinismo la protección se vuelva prioridad, pues la especie inquilina habitará la superficie o en el interior de la especie huésped como un mecanismo de protección, sobresaliendo todavía que el huésped puede ser apenas temporal.
De hecho, este tipo de relaciones son muy similares, pues tanto en el comensalismo como en el inquilinismo, las especies beneficiadas no perjudican a aquellas que les sirven de soporte, consideradas especies neutras en la relación.
Por último, vale destacar que este tipo de interacción tiene la mayoría de sus ejemplos en el mundo de la botánica, pues es muy común una especie vegetal de mayor tamaño apoyar otra de menor tamaño en su estructura para obtención de luz, abrigo y nutrientes dispersos en el aire.
Es importante señalar que ‘inquilinismo’ es una palabra que deriva del término latino ‘inquilinus’ que significa ‘arrendatario o inquilinio’; a su vez, esa expresión proviene de ‘colere’, es decir, ‘habitar’. De cualquier forma, es usada para designar a aquellos que viven en una vivienda que no les pertenece.
Tipos y ejemplos de inquilinismo
Podemos citar como ejemplos clásicos de inquilinismo la relación existente entre algunas especies de peces que viven en los arrecifes de corales y, más nítidamente todavía, la relación entre el pez aguja y el holoturoideo. No es de extrañar que, cuando es amenazado, el pez aguja entre por la cavidad anal del holoturoideo y se aloje en su tubo digestivo hasta pasar el peligro.
En términos más específicos, se puede citar el epifitismo, es decir, la relación entre plantas de diferentes tamaños con el fin de obtener la luz y los nutrientes que están retenidos en los receptáculos foliares (bromelias) o simplemente absorbidos por las raíces (orquídea).
Por consiguiente, es importante recordar que, en algunas regiones como el Amazonas, las copas de los árboles son ecosistemas reales y constituyen verdaderos ecosistemas y abrigan diversas especies inquilinas, tales como arañas, serpientes, ranas, insectos, etc. A su vez, ‘foresia’ es el término que se utiliza para determinar las relaciones de inquilinismo entre individuos de diferentes especies con fines de transporte pasivo, sin que, sin embargo, perjudiquen a aquel que carga con el inquilino.