La trayectoria de la civilización India comienza en el 3300 a.C., un período en que se encuentran rastros de uno de los más antiguos centros urbanos formados en las cercanías del río Indu. En el siglo XVI a.C., el territorio indio era el objetivo de la ocupación de una serie de tribus nómadas de la región del Irán actual, comúnmente conocido como arias. Entre otras regiones, las civilizaciones arias controlan las porciones del territorio donde la civilización hindú establece rasgos llamativos de la cultura India.
Este período de ocupación marcó el comienzo del Período Védico, que va desde 1500 a.C. a 500 a.C. Las grandes fuentes documentales que narran la historia de la India durante este tiempo son un conjunto de himnos religiosos conocidos como vedas. Estos himnos, todos ellos escritos en sánscrito, se dividen en cuatro partes: Atharva-Veda, Sama-Veda, Yajur-Veda y Rig-Veda.
Las castas organizaron la sociedad india durante varios siglos. Durante ese modelo, la condición de un individuo es determinada por su nacimiento. En cada una de las castas observamos el derecho nato de ejercer determinadas profesionales definidoras del prestigio y de la posición social. La casta superior es ocupada por los brahmanes, líderes religiosos del pueblo india. En contrapartida, la casta inferior, es formada por parias, personas incumbidas en servicios considerados degradantes.
En el siglo VI a.C., el Período Védico está marcado por intensas transformaciones en los campos intelectuales y religiosos. Es en este momento nos dimos cuenta de la profunda transformación emprendida por dos importantes líderes religiosos, Siddharta Gautama (Buda) y Mahavira. Ambos predicaban una práctica religiosa marcada por la constante reflexión espiritual y ascetismo. Siddharta Gautama fue responsable de la creación del budismo y Mahavira el precursor del jainismo.
En el siglo siguiente, los hindúes (nombre por el cual fue designada la civilización India) sufrieron con la expansión del imperio persa. Bajo el liderazgo de los reyes Ciro I y Darío I, varias regiones de la India actual estuvieron controladas por los persas. En el siglo IV a.C., los macedonios – conducido por Alejandro Magno – ganaron a los persas en la batalla de Gaugamela (1 de octubre de 331 a. C.) y así empezaron a controlar algunas regiones de la India.
Con la división de los territorios alejandrinos, un nuevo imperio más tarde se consolidaría en la India: el Imperio Maurya. Inicialmente dirigido por Candragupta Mauria, los maurias expulsaron a los griegos en la India por ejercer un control sobre sus territorios. En los gobiernos de Bindusara Maurya (298 a 272 a.C.) y Ashoka Vardhana (272-232 a.C.), nuevas regiones llegaron a estar adheridos por la política expansionista patrocinada por estos dos monarcas.
En el breve período en que se consolidó en la historia India, el Imperio Mauria fue responsable de un número considerable de obras públicas que alentó a la agricultura y el comercio. Varias obras de irrigación permitieron el desarrollo de una economía agrícola próspera y estrechamente controlada por el Estado. Los prisioneros de guerra y los campesinos se vieron obligados a explotar las tierras estatales, y se llevaron a cabo actividades comerciales con griegos, persas, malayos y mesopotámicos.
La crisis de la Imperio Mauria permitió la invasión de otros pueblos. En el siglo II a.C., el Reino de Bactria controló la parte oriental del antiguo Imperio Macedonio, bajo el liderazgo de Demetrio II. En el 80 a.C., el pueblo de los sakas, originario de Asia Central, llevó a cabo la expulsión de los griegos del territorio indio y controlaron la región de Punjab. Durante esta época varios reinos dividieron la India.
Después de un período de gran inestabilidad política, la India vivió un nuevo proceso de centralización política con el surgimiento del Imperio Gupta en el siglo IV, entre el 240 y el 550 d.C.