En medio de la confusión que se trasladó a la Revolución Francesa en Europa, una pequeña isla de Centroamérica fue responsable de uno de los procesos más naturales de la independencia de ese continente. Siendo una de las más ricas colonias en la región de Francia, Haití era el principal exportador de azúcar, controlado por una pequeña élite de terratenientes blancos responsables de la operación sobre todo de mano de obra esclava del lugar.
Con el advenimiento de la revolución, los miembros de la élite y los esclavos vieron la oportunidad de poner fin a las demandas impuestas por el pacto colonial francés. Sin embargo, mientras que la élite buscaba una mayor autonomía política para la expansión de sus intereses, los de los esclavos africanos querían una gran ejecución de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad de la Francia revolucionaria. En medio de estas contradicciones, Haití se preparó para su proceso de independencia.
En 1791, una movilización realizada por los esclavos y otros grupos se formó con el objetivo de poner fin al dominio de la pequeña élite blanca que controlaba los poderes de las políticas e instituciones locales. Bajo la acción del líder de Toussaint Louverture, los esclavos fueron capaces de tomar la colonia y extinguir el orden existente. Tres años más tarde, cuando Francia fue dominada por las clases populares, el gobierno metropolitano decidió poner fin a la esclavitud en todas sus colonias.
En este punto, la población de esclavos haitianos ya había elaborado su plan de libertad. Sin embargo, las luchas responsable de la consolidación de esta nueva realidad, estaría lejos de llegar a su fin. En el año 1801, se llevó a cabo una nueva movilización por Louverture quien extendió la libertad de los esclavos en la región de la isla colonizada por los españoles en lo que hoy es la República Dominicana. Durante este período, Napoleón Bonaparte se hizo cargo de Francia y se mostró contrario a perder ese importante dominio colonial.
En el año 1803, Bonaparte envió un gran ejército bajo el mando de Charles Leclerc y consiguió parar a Toussaint Louverture. Poco después, el líder revolucionario murió en una prisión francesa. A pesar de este contratiempo importante, los revolucionarios haitianos tenían la dirección de Jacques Dessalines para derrotar a las fuerzas del ejército francés, y, finalmente, proclamar la independencia de Haití. Poco después, Dessalines fue elevado al rango de emperador del nuevo país.
En el año 1806, cuando Dessalines fue traicionado y asesinado por Alexandre Pétion y Henri Christophe, Haití comenzó a adoptar el régimen republicano. El reconocimiento de la independencia de ese país sólo se producirá en el año 1825, cuando el gobierno francés recibió una indemnización de 150 millones de francos. Después de eso, incluso con problemas varios, la noticia de la independencia de Haití inspiró la revuelta de los esclavos en las diferentes regiones de América.