Hongo Polyporus squamosus © Dan Molter – Mushroom Observer
Los hongos son organismos eucariotas heterótrofos que utilizan una considerable variedad de fuentes orgánicas para la nutrición. Debido a esta característica, son en gran medida responsables de la descomposición de la materia muerta, junto con algunas bacterias, el reciclaje de los elementos químicos que serán de utilidad en el mantenimiento de la vida de otros organismos. Además, se pueden realizar otras funciones en la naturaleza y tener una participación especial en nuestra alimentación.
Ejemplo de tal hecho es que hay aproximadamente 600 tipos de hongos que pueden ser utilizados con fines nutricionales – y también medicinales. Fuente de fibras y proteínas, son muy bien recibidos en la culinaria vegetariana. Los basidiomicetos (Basidiomycota), como el champiñón (Agaricus bisporus y A. campestris) y el hongo del árbol shii (Lentinula edodes) son los dos más conocidos, siendo muy solicitados desde los tiempos más remotos.
Ya algunas especies de levadura son esenciales en la preparación de cerveza (Saccharomyces cerevisiae y S. carlsbergensis), vino (ellipsoideus S.), sake (S. cerevisiae), whisky (S. cerevisiae), pan (S. cerevisiae), queso roquefort (Penicillium roqueforti), queso camembert (camembert P.), ácido cítrico (Aspergillus lividus), entre otros productos.
En la agricultura, especies como Metarrhizium anisopliae, Beauveria bassiana y Nomuraea rileyi se utilizan para el control biológico de cucarachas, saltamontes y otros organismos nocivos para las plantaciones.
Por último, en cuanto a relación mutualista, tenemos las micorrizas: asociación entre raíces de plantas y determinado zigocimetos; y los líquenes, que es la relación entre los ascomicetos y algas o cianobacterias. Las primeras aumentan la capacidad de absorción de nutrientes por las plantas, mientras el hongo recibe energía y carbono suficientes para su supervivencia; en el segundo caso, los hongos reciben sustancias nutritivas oriundas de la fotosíntesis y mantiene las algas (o cianobacterias) en ambiente húmedo, propiciando su existencia.
La existencia de líquenes permite colonizar nuevos ambientes, ya que estos organismos degradan rocas y ayudan en la formación del suelo, propiciando el establecimiento de nuevas especies a lo largo del tiempo. Los líquenes, todavía, tienen capacidad antibacteriana, y son utilizados como materia prima en la fabricación de tintes, fragancias finas, jaleas e, inclusive, venenos de flechas por indios norteamericanos.
