Con la caída del Directorio, Napoleón instaló el Consulado, de carácter republicano y militar. El Consulado estaba compuesto por tres representantes, uno de ellos reservado para el propio Napoleón. En el Consulado, la burguesía mantenía el poder.

Napoleón tuvo que superar los problemas de la industria y el comercio que quedaron en quiebra, y reorganizar la administración pública. Para ello, promovió la creación del Banco de Francia en 1800, que controlaba la emisión de moneda y la inflación, y aumentó los aranceles de protección, logrando el fortalecimiento de la economía.

Napoleón elaboró el Concordato de 1801 donde quería establecer la paz entre la Iglesia Católica y el Estado; creó el Código de Napoleón, que representaría una reforma de las leyes vigentes en el país en relación con las personas, familia, propiedad, contratos; y reorganizó la educación del país. La guerras en el extranjero se mantuvieron hasta 1802, momento en que Napoleón firmó el cese el fuego, terminando el conflicto europeo, que comenzó en 1792.

El éxito de la política de Napoleón condicionaría su elevación al nivel del primer cónsul vitalicio en 1802. El Senado concedió el derecho al Primer Cónsul de indicar su sucesor, implantando efectivamente la monarquía hereditaria.

Implementación del Imperio napoleónico

La reanudación de la guerra en 1803 causó un peligro nacional que condicionaría la proclamación del Imperio. El emperador Napoleón se hizo emperador hereditario. El Imperio fue legalizado en 1804 por una nueva Constitución y un referendo fue desarrollado confirmando su institución.

El poder del emperador era absoluto, y en París, Napoleón fue consagrado por el Papa.

El gobierno de Napoleón fue el gobierno más despótico en la historia de Francia. Abolió las reuniones, eliminó las funciones del Tribunal y los órganos legislativos; la libertad de prensa fue revocada; se vetaron las libertades individuales y políticas; y hasta en la educación, las disciplinas como la historia y la filosofía fueron cambiadas para no plantear un peligro para el régimen.

En la religión, se adopta una política de apoyo al régimen. En la catequesis, la enseñanza se dirige a Dios y al Emperador. Sin embargo, hubo una negativa papal de integración en la política internacional de Napoleón. Este hecho llevó al emperador a tomar los Estados del papado, con el consiguiente confinamiento en Savona (1809). Los obispos que se pronunciaron a favor del Papa fueron perseguidos y privados de su diócesis.

Política exterior

En 1803, con la reanudación de la guerra, Gran Bretaña se unió a Rusia y Austria para derrotar a Francia. En el mar, los británicos salieron con la victoria (Batalla de Trafalgar), pero en la tierra, los franceses derrotaron a los austro-rusos (Batalla de Austerlitz). Austria fue expulsada de Italia. Alemania creó la Confederación del Rin, que bajo la tutela francesa, sustituyó al Sacro Imperio Romano Germánico.

En el año 1806, se formó otra alianza contra Napoleón: la Cuarta Coalición, en la que Rusia y Prusia fueron derrotadas. Por la paz en Tilsit, Prusia fue dividida, y Rusia se convirtió en una potencia aliada de Napoleón.

Francia decretó el Bloqueo Continental para perjudicar la economía inglesa. A partir de este nuevo decreto, todos los países europeos se verían obligados a cerrar sus puertos al comercio británico.

El poder de Napoleón estaba en su apogeo, y toda Europa quedaba sometida a su autoridad. El ejército, bien organizado, era considerado imbatible. Pero la intervención de Francia causó una molestia nacional, motivando a la rebelión, sobre todo por parte de Prusia.

En el año 1812 se rompió la alianza entre los rusos y franceses, porque los rusos habían violado el bloqueo contra el comercio británico. Napoleón decidió invadir Rusia, y ganó la batalla de Moscú, pero fue obligado a retirarse de una manera desastrosa.

Rusia, Austria y Prusia, unidas derrotaron a Napoleón en Leipzig en 1813. Y al año siguiente invadió Francia. París fue tomada por los aliados, deponiendo la monarquía en 1792. Luis XVIII fue obligado a aceptar el Tratado de París.

Napoleón fue encarcelado en la isla de Elba, pero se escapó en 1815, retomando su poder. Más tarde, sería derrotado nuevamente y hecho prisionero por los británicos en la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.

Luis XVIII volvió a asumir el poder, poniendo fin al imperio. El Congreso de Viena (1814-1815) estableció el equilibrio entre las grandes potencias de Europa: Inglaterra, Prusia, Rusia y Austria.

Para preservar la paz y evitar mayores disturbios sociales, la liga de los Estados crearía la Santa Alianza.