En la segunda mitad del siglo XIX, África fue colonizada y explotada por las naciones europeas, principalmente, Reino Unido, Francia, Holanda, Bélgica y Alemania. Este período se conoce como neocolonialismo.
Como Europa atravesaba el proceso de la Revolución Industrial necesitaba de materias primas y nuevos mercados de consumo de bienes producidos por las industrias europeas. Una solución encontrada fue la explotación de las regiones de Asia y África.
El continente africano fue dividido entre los países europeos que desplegando un sistema imperialista, ignorando la cultura y rica diversidad étnica en la región.
Características del imperialismo africano
El imperialismo en África tuvo las siguientes características:
- Expansión cultural europea: los países europeos forzaron a los pueblos africanos a seguir aspectos culturales europeos, justificando que estaban llevando el progreso y la ciencia en el continente.
- Poder basado en la fuerza: La superioridad militar europea fue utilizada para someter y evitar las revueltas y manifestaciones.
- Consumo de bienes europeos: los europeos prácticamente obligaron a los africanos a consumir los productos fabricados por las industrias europeas.
- División del continente: el territorio de África se dividió entre las naciones europeas, haciendo caso omiso de la gente que vivía allí.
- Explotación de recursos: los europeos explotaron los recursos naturales (principalmente minerales) del suelo de África, sin que los africanos percibieran beneficio alguno por la expropiación.
Resultados del neocolonialismo y el imperialismo en África
El imperialismo aplicado por los europeos en África en la segunda mitad del siglo XIX dejó heridas en el continente hasta los días presentes. Además de explotar los recursos naturales, el imperialismo desencadenó conflictos étnicos en África. La cultura africana también quedó dañada durante el proceso.