La cantidad de vapor de agua que existe en la atmósfera varía según diversos factores, como la vegetación, hidrografía, entre otros detalles. En general, la atmósfera recibe la humedad de las aguas oceánicas y continentales y también de la contribución de las plantas que, a través del proceso de evapotranspiración, emiten grandes cantidades de humedad a la atmósfera. En la región amazónica, por ejemplo, alrededor del 50% de la lluvia es promovida por la evapotranspiración de las plantas.
El vapor de agua en el aire produce la humedad atmosférica, que puede ser relativa o absoluta. La humedad relativa corresponde a la relación que existe entre el porcentaje de humedad absoluta y el punto de saturación que se indica normalmente mediante %.
La atmósfera tiene un límite cuanto a cantidad de vapor de agua presente. Eso significa que no se puede mantener en suspensión una gran cantidad de vapor de agua en su estructura, cuando llega al punto más alto se dice que llegó al punto de saturación. Al llegar al punto de saturación, el vapor de agua se vuelve más denso y se convierte en nubes, éstas podrían desencadenar un fenómeno climático que puede transformarse en forma de lluvia, nieve o granizo.