De formato extremadamente variable, una hoja completa es formada básicamente por un tallo, el peciolo y una superficie aplanada de dos caras. La principal función de la hoja es servir como lugar donde se realiza la fotosíntesis y facilitar la transpiración de la planta. En algunas plantas, existen hojas modificadas que ejercen funciones especializadas, como las hojas en forma de trampa de insectos de las plantas insectívoras, y las hojas de protección de los cactus en forma de espinas.
La forma y el color de las hojas son muy variables y algunas de ellas presentan una estructura peculiar. Es el caso de las hojas modificadas presentes en plantas carnívoras, cuya adaptación sirve para la captura de alimento. También es especialmente interesante el color de ciertas hojas que actúan como un elemento de atracción de los insectos.
Para entender mejor cómo la hoja realiza sus funciones debemos conocer los estomas. Los estomas son estructuras existentes en la epidermis de las hojas, que consta de dos células especiales, las células de guarda u oclusivas. Entre esas dos células existe una apertura que comunica el interior de la hoja con el ambiente externo. Esa apertura se denomina ostiolo. A través de los ostiolos, las hojas hacen los intercambios de gases entre la planta y el medio externo.
El control de apertura y cierre de los orificios se produce por células de guarda. Cuando se llenan de agua, ellas empujan a la pared opuesta al ostiolo para las laterales y abren el orificio. Cuando falta agua, ellas se secan y cierran el ostiolo.
La fotosíntesis es una de las funciones más importantes de la hoja. Es a través de ella que la planta produce el alimento que necesita para mantenerse con vida. Para la aparición de la fotosíntesis, las plantas necesitan dióxido de carbono, agua y energía de la luz. A continuación, resumimos los siguientes eventos.
- 1. El vegetal absorbe el dióxido de carbono del aire atmosférico a través de los estomas.
- 2. El agua, que la raíz retira del suelo, es conducido hasta las hojas.
- 3. La clorofila, pigmento verde presente en las hojas, absorbe la energía de la luz solar.
- 4. Con la ayuda de esa energía, el dióxido de carbono y el agua se transforman en glucosa y oxígeno.
La glucosa se utiliza como combustible por las células fotosintéticas o bien es exportada para el resto de partes de la planta a través de la savia orgánica o elaborada. El oxígeno es liberado para el medio ambiente, contribuyendo a la renovación del aire, y puede también ser utilizado en la respiración de la propia planta.
Transpiración
En los días calientes, la mayor parte del agua obtenida del suelo por la planta y que llega hasta las células de la hoja se evapora. Así, el agua en forma de vapor es eliminado hacia la atmósfera. Ese proceso se llama transpiración y es realizado por los estomas.
El proceso de evaporación del agua retira calor de la hoja. La transpiración, entonces, refresca la hoja, contribuyendo a mantener una temperatura óptima en la que permitan la actividad de sus células. Si la temperatura de una hoja fuera demasiado alta, sus células pueden morir y la fotosíntesis acabar.
La salida de los vapores del agua, para el medio externo, es facilitada cuando la humedad relativa del aire disminuye. Por eso, la transpiración es generalmente intensa en los días calientes y con baja humedad del aire.
Para reponer el agua evaporada y pérdida para el medio ambiente en la transpiración, las hojas ejercen una especie de fuerza de succión sobre los vasos leñosos de la planta provocando la subida de la savia bruta (o inorgánica).
Respiración de las hojas
La respiración celular es un fenómeno que se puede extraer la energía contenida en varias sustancias orgánicas, tales como la glucosa. En la respiración aeróbica, la ‘combustión’ de la glucosa se produce con la participación de gas oxígeno tomado del medio ambiente. Al final del proceso para formar dióxido de carbono y agua, la energía extraída se utiliza para llevar a cabo las diversas actividades de las células.
Las plantas son seres aerobios. Así, todas las células vivas de una planta respiran utilizando oxígeno gaseoso. Por lo tanto, las células vivas de una hoja respiran, como respiran también las células vivas de la raíz, del tallo, etc.
Resulta que, para las células respirar, la planta debe absorber el oxígeno del ambiente, mientras que, al mismo tiempo, elimina dióxido de carbono. Esos intercambios de gases entre la planta y el medio ambiente se está produciendo principalmente en las hojas a través de los estomas. Pero una raíz, por ejemplo, también lleva a cabo estos intercambio de gases necesarios para la respiración. Es por ello que un suelo fértil debe contener, entre otros elementos, una cantidad razonable de aire atmosférico.
La sudoración o gutación es la eliminación de agua en forma de gotas. Tales gotas de agua, que contienen sales disueltas, salen por aperturas especiales que se encuentran principalmente en los bordes y las puntas de las hojas.
La sudoración ocurre cuando el suelo está bien abastecido de agua. Al contrario de la transpiración, es más intensa durante la noche, con gran humedad del aire. A través de la sudoración, una planta elimina el exceso de agua y de sales minerales absorbidos del suelo. Ese fenómeno representa una función adicional que se puede atribuir a las hojas de una planta.
Hojas comestibles
Muchas hojas se utilizan en nuestra dieta diaria. Durante las comidas, es habitual consumir lechuga, col, acelga, espinacas o berros, por ejemplo.
Otras hojas, como las de hierba de limón, mate, manzanilla, la hierba santa y la menta se utilizan para preparar infusiones. Para ello, se puede cultivar en casa o encontradas empaquetadas en bolsas y cajas en los supermercados. Pueden ser cocidas completamente o molidas.