El primer termómetro fue inventado por Galileo Galilei (1564-1642) en 1602. El termómetro estaba compuesto por un pedazo de vidrio redondeado, llamado bulbo y un cuello fino, también de vidrio, que servía para ser sumergido en un recipiente que contuviera agua y colorante.
Galileo calentaba el bulbo de vidrio retirando parte del aire que estaba dentro para, así, poder volcar el tubo dentro del agua. Después de sumergir el tubo dentro de la vasija con agua y colorante, la temperatura del bulbo volvía a su valor normal, haciendo que el agua subiese a través del tubo hasta cierta altura.
De esta manera, Galileo podía comparar temperaturas de varios objetos que eran colocados en contacto con el bulbo, pues la altura de la columna de agua dependía exactamente de la temperatura del objeto, es decir, cuanto mayor es la temperatura, mayor es la columna de agua.
El termoscopio de Galileo tuvo su funcionamiento basado en la dilatación de las sustancias. Ese principio sigue siendo usado en los días actuales. Pero, como resultado del desarrollo, otros termómetros más modernos, basados en otras propiedades, como el volumen, presión, resistencia eléctrica, diferencia de potencial, cristales líquidos, etc., fueron desarrollados.
La medición de la temperatura
Galileo, cuando inventó su termoscopio, realizaba mediciones de temperatura de manera indirecta por comparación. Las variaciones de temperatura eran indicadas por la dilatación o contracción de una porción (masa) de aire que empujaba una columna de líquido.
Basado en el termoscopio de Galileo, el médico francés Jean Rey construyó el primer termómetro de líquido, en 1637, semejante a los que son usados hoy.
Algunos años más tarde, el Duque de Toscana, Fernando II, contribuyó inventando otro termómetro, parecido con el del Jean Rey, que era capaz de medir temperaturas inferiores al punto de solidificación del agua.
Para eso, él utilizó como sustancia termométrica el alcohol, que congela a una temperatura más baja que el agua.
Varios científicos, como Torricelli (1672), se dedicaron a la construcción de termómetros, todos basados en la dilatación de líquidos y gases.
A pesar de los termómetros a base de líquidos haber sido inventados hace varios siglos, el termómetro común, con mercurio dentro de un tubo de vidrio, llegó a ser usado ampliamente únicamente en el último siglo y es de esperar que caiga en desuso en razón del peligro que el mercurio representa.