El nazismo fue un movimiento contra la democracia procedente del sentimiento de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial. Su líder, Adolf Hitler, introdujo una política de terrorismo en Alemania, lo que llevó a miles de muertes, incluida la suya, en 1945. Pero para entender mejor el nazismo, debemos ubicarnos en contexto en la situación del mundo y de los acontecimientos históricos que influyeron en esta ideología atroz.
En 1917, los rusos, cansados de malas condiciones de vida y las crisis económicas, derrocaron al zar Nicolás II y abrazaron el comunismo como una ideología política. En teoría, el comunismo no tenía divisiones de clase. Todos trabajaban en un mismo sentido. No había explotación de trabajadores. Inspirado por la teoría de Karl Marx, Lenin fundó el Partido Comunista en Rusia. Presionando al gobierno monárquico, debido a su mala gestión, los comunistas tomaron el poder centralizado. Después de la caída del zar, Rusia volvió a crecer económicamente. Hogares comunitarios fueron creados por el Estado, se embarcaron en nuevos planes económicos y el comunismo tomó fuerzas inimaginables. Para los regímenes totalitarios (como el nazismo de Hitler) esta ideología era una fuerte amenaza.
En 1918, terminó la Primera Guerra Mundial. Alemania, ya destrozada, se rindió para evitar la destrucción de los restos de su ejército. En Francia, Alemania fue forzada a firmar un documento en el que culpó a las pérdidas de la guerra, el Tratado de Versalles. Este documento prohibió a Alemania la fabricación de armas, aviones y tanques y fueron obligados a devolver los territorios conquistados, como Alsacia y Lorena. Por último, Alemania tuvo que imponer unos impuestos para compensar las pérdidas de los países vencedores. Dicho tratado condujo a Alemania a hundirse aún más en una crisis económica. En consecuencia, fue provocado un extremo nacionalismo alemán y un deseo de venganza. Alemán (aunque nacido en Austria), Adolf Hitler buscaría al pueblo para emprender la recuperación de su dignidad.
En los años 20, Estados Unidos vivió un momento memorable en su historia, conocido como el milagro económico. Entrando sólo al final de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos se enfrentaron a países devastados teniendo facilidad para ganar. Con la victoria de la Triple Entente, el país prosperó y se benefició en gran medida. Sin embargo, al final de esa década, nadie se imaginaba lo que pasó: Estados Unidos entró en una grave crisis. El país dependía de las exportaciones, que fueron muchas, y con la guerra estas exportaciones habían caído dramáticamente. La economía nacional comenzó a verse afectada. Emocionados con el crecimiento económico, los estadounidenses habían invertido mucho e hicieron prosperar a los bancos. La industria producía más de lo habitual hasta que, en el año 1929, la crisis que había comenzado a principios de la década, explotó con la caída de la bolsa de Nueva York. Los bancos entraron quiebra y muchos inversores llegaron a cometer suicidios masivos. Varios países dependientes cayeron. Entre ellos, la futura Alemania de Hitler.
Motivados por el nacionalismo y viendo la recesión económica, Hitler concibió e implementó el nazismo. La desposesión y la engañosa publicidad, manipuló a la gente a ir en contra de los comunistas, los judíos (de quien dijo que eran los responsables de la pérdida de la Primera Guerra Mundial), los negros, los homosexuales (por motivos de limpieza) y otras minorías. Afortunadamente, su misión fracasó y se suicidó con un disparo en la sien.