En el mundo del espectáculo, el circo ocupa una posición privilegiada entre todas las formas de entretenimiento disponibles. Incluso en tiempos de radio, televisión e Internet, ese antiguo arte atrae la atención de muchos espectadores. Circulando por espacios de la cultura erudita y popular, el arte circense impresiona por la gran variabilidad de atracciones y el rico campo de referencias culturales utilizado.
De hecho, el circo tomó mucho tiempo para tomar la forma sistematizada que por hoy es conocida. Sólo en el siglo XVIII cuando las atracciones más conocidas de circo se han consolidado. En China, varios contorsionistas y acróbatas se presentaban a las autoridades monárquicas chinas. En Roma, el llamado Circus Maximus, era el local donde la plebe se reunía para asistir a las atracciones organizadas por las autoridades imperiales.
En la Edad Media, saltimbanquis recorrían las ciudades demostrando sus habilidades al aire libre a cambio de algunas contribuciones. El primero en sistematizar la idea del circo como un espectáculo con la asistencia de un público que paga fue el inglés Philip Astley. En 1768, Philip Astley creó un espacio donde, acompañados por un tocador de tambor, presentaba un número de acrobacias con caballos.
Con la expansión de su empresa, Astley llegó a contar con varios artistas. Dado el éxito de sus atracciones, su circo comenzó a exhibirse en París. En ese momento, el domador Antoine Franconi se unió a la compañía. La inestabilidad sociopolítica, debido a los arrebatos de la Revolución Francesa en 1789, obligó a Astley a abandonar Francia. Con esto, Antoine Franconi se había convertido en uno de los mayores atractivos del circo en Francia. Con el tiempo, la tradición itinerante de los artistas circenses llevó a las expansión de las compañías de circo.
En el siglo XIX, el primer circo cruzó el Océano Atlántico y llegó a los Estados Unidos. El equilibrista británico Thomas Taplin Cooke acudió con su propio conjunto de artistas de Nueva York. Con los años, su compañía se convirtió en un circo de gran familia que, durante generaciones, difundirían el circo por los Estados Unidos.
La estructura del circo traería nuevas tecnologías para el ambiente circense. Los constantes cambios en todas las ciudades, y la diversificación de representaciones, animaron a la creación de nuevas técnicas.
En Europa, hasta la mitad del siglo XX, el circo pasó por un período de gran decadencia. Las guerras mundiales, y las crisis económicas de la época imponían una barrera significativa para el circo. Al mismo tiempo, la aparición de la radio y la televisión también introdujo una nueva competencia en el campo del entretenimiento.
Incluso con la llegada de las nuevas tecnologías, el circo sigue conservando la atención de las multitudes. Reinventando las tradiciones antiguas e introduciendo nuevos elementos de creatividad artística, el circo sigue fascinando a personas de todas las edades.