Pompeya era una típica ciudad romana, situada junto al volcán Vesubio (en las afueras de Nápoles, sur de Italia). En el año 79, este volcán entró en erupción violentamente, provocando un fuerte terremoto y arrojando grandes cantidades de rocas incandescentes, lava volcánica, polvo y gases tóxicos.
La ciudad de Pompeya fue totalmente cubierta en poco tiempo y casi toda la población murió enterrada. También fueron afectadas las ciudades vecinas de Herculano y Stabia.
A finales del siglo XVIII, la ciudad fue redescubierta por un granjero que, cuando trabajaba en la región, encuentra una muralla de la ciudad. En los dos siglos siguientes, la ciudad fue excavada por los arqueólogos. Casas, edificios públicos, acueductos (sistema de agua), teatros, termas, tiendas y otros edificios fueron encontrados. Los arqueólogos también encontraron objetos y frescos (pinturas en las paredes) que revelan aspectos importantes de la vida cotidiana de una típica ciudad del imperio romano.
Sin embargo, lo que más impresionó a los investigadores estaba los cuerpos petrificados en posición protectora, que fueron afectados por las lavas volcánicas.
En la actualidad, las ruinas de la zona arqueológica de Pompeya son visitadas por miles de turistas de todo el mundo.
