La cultura hebrea tiene una fuerte relación con el mundo contemporáneo. Levantando uno de los argumentos más básicos de esta afirmación, podemos asignar a estas personas la creación una de las principales religiones del mundo actual: el cristianismo. Contando con esta posición en la comprensión de los valores de la cultura occidental contemporánea, el estudio de la civilización hebreos nos puede dar instrumentos interesantes de reflexión sobre nuestros valores y nuestra cultura.
La historia hebrea se entrelaza con la historia de muchos otros pueblos del mundo antiguo. Entre otros episodios se destaca el exilio en Egipto, la dominación por los babilonios y la relación conflictiva con las autoridades del Imperio Romano. Una fuente importante de estudio de la trayectoria del pueblo hebreo se encuentra en la Biblia. Los hebreos son descritos principalmente en el Antiguo Testamento. Por tanto, a través de los relatos de la Biblia, ahora un valor sagrado para el cristianismo, podemos ver algunas huellas de la historia y la cultura de este pueblo.
En general, se suele dividir la historia de los hebreos de acuerdo a las diferentes formas de organización política del pueblo. La primera fase de esta división se refiere a la duración del llamado periodo de los patriarcas, que era un importante líder con atribuciones religiosas, legales y militares. A lo largo de este período tenemos una transición marcada por el éxodo a Egipto, donde, huyendo de una sequía, esta civilización estaba en el campo del estado faraónico.
Una vez librados de la dominación egipcia, los hebreos se organizaron en tribus diferentes y cada uno quedaba a cargo de un juez. El conflicto creado con los demás pueblos de la región de Palestina, eventualmente, permitió la formación de una monarquía centralizada. La fragmentación de los hebreos en dos nuevos reinos (Judá e Israel) produjo su debilitamiento militar, quedando finalmente subordinados a babilonios y romanos.
Después de la Diáspora, ocurrida en el año 70, los hebreos terminaron dispersados alrededor del planeta. Sus tradiciones religiosas acabaron siendo el lienzo cultural capaz de mantener los valores del pueblo. Solamente en la segunda mitad del siglo XX, el movimiento sionista judaico fue capaz de establecer un nuevo estado judío en la región de Palestina. El regreso de los judíos a su lugar de origen, aún hoy es motivo de continuas guerras con los árabes.