Desde el momento en que comenzó la alimentación diversificada, poco a poco debemos adaptar el día alimentario del niño al de su familia y mejorar este si fuera necesario. No podemos olvidar que los niños están atentos a todo e imitan lo que ven, y no comprenden porque no pueden hacer, en este caso comer, lo mismo que los otros. Un niño permite, si se quiere aprovechar, mejorar los hábitos alimentarios de una familia.
Es el momento de romper con las viejas costumbres. Esta es la etapa más importante en la creación de nuevas reglas y consolidación de las anteriormente iniciadas. Inculcar hábitos que puedan perdurar a través de la vida, contribuyendo al buen estado de salud presente y futuro, es uno de los bienes más preciados y resulta crucial en esta fase de la vida.
He aquí, entonces, algunos hábitos para promover:
1. El número de comidas diarias debe de ser cinco: primer desayuno, desayuno de media mañana, almuerzo, merienda y cena.
2. La hora de las comidas debe ser más o menos fija y el intervalo entre ellas debe ser aproximadamente de 3 horas a 3 horas y 30 minutos, no superando las 4 horas, ni siendo anterior a las 2 horas y 30 minutos.
3. Todos los alimentos de la rueda de alimentos están permitidos. Deben variar como sea posible y en las proporciones recomendadas. En orden de cantidad ascendente será: grasas (mantequilla, aceite de oliva…); productos de carne, pescado y huevos, leche y productos lácteos (yogurt, queso…); cereales y verduras (patatas, pasta, arroz, frijoles, pan…); frutas y vegetales (naranja, manzana, melocotón, uva, tomates, col, espinacas…). Es esencial evitar que los niños pierdan el hábito de consumir frutas y verduras.
En el nivel de las bebidas, el agua es el líquido por excelencia (siempre que sea apto para su consumo), pudiendo también ingerirse zumos naturales (de preferencia preparados en el momento), infusiones y otros refrescos no azucarados. Los refrigerantes deben ser poco frecuentes y como parte de un programa de incentivos/premios o de eventos especiales (cumpleaños, fiestas…).
Sólo la ingesta variada de alimentos permite la satisfacción de las necesidades de diferentes nutrientes – hidratos de carbono, proteínas, lípidos, vitaminas, minerales, fibra y agua – que contribuyen al buen desarrollo físico e intelectual, reparación de las células del organismo, un rendimiento óptimo de varias funciones biológicas (respiración, movimiento, micción…), mantenimiento de la disponibilidad de energía y temperatura corporal para llevar a cabo tareas intelectuales y físicas.
4. Evitar el consumo casual y prevenir el continuo consumo de dulces, golosinas y fritos. Es increíble la tentación de los niños y jóvenes para este tipo de productos. Corresponde a los adultos retrasar hasta lo inevitable uso de estos alimentos chatarra por los niños. Si son ellas las que piden, al final somos nosotros quienes autorizamos, siendo responsables de romper un equilibrio de alimentación racional.
Si entendemos el verdadero peligro que estos productos representan en la dieta, por causar desequilibrios nutricionales y falta de apetito, comprenderemos las necesidades de sus restricciones. Este tipo de productos son los principales de la aparición de caries dental precoz y uso, por el uso de colorantes, saborizantes y otros aditivos que no añaden nada beneficioso.
Es cierto que es difícil resistir la apelación alta que la industria y el comercio realizan en la dirección de su consumo, pero nos cabe a nosotros la decisión de tomar el camino más correcto por la salud de nuestros hijos.
Todo lo que se ha dicho de estos productos también es válido para otros productos como snacks, patatas fritas, comida rápida y alimentos similares.
5. Prohibido dar cualquier tipo, en cualquier cantidad, de bebidas alcohólicas. Nuestro organismo termina su desarrollo alrededor de la edad de 18 años. El alcohol afecta este desarrollo, a veces tan irreparable, indeseable para la ingestión de bebidas alcohólicas antes de la edad adulta. En varios países se contempla un alarmante crecimiento en las incidencias de jóvenes adolescentes con tendencia al consumo regular de bebidas alcohólicas desde edades cada vez más precoces. Es esencial prevenir su consumo por los niños y jóvenes a través de campañas de concienciación, información y orientación.
6. Interés por las comidas servidas en la escuela e instituto. No dejemos pasar la oportunidad de participar en la alimentación y salud de nuestros hijos a través de una mejora en la situación alimentaria que se desarrolla en las instituciones que ofrecen bufés y menús para almorzar.
Para el niño son muy importantes desde una edad temprana, tal como el cumplimiento de reglas bien establecidas por la autoridad. Un niño puede percibir pronto que existen contradicciones cuando no hay reglas establecidas, habiendo a veces permisividad y en otras desautorizaciones. O puede o no puede comer, el niño rara vez comprende situaciones especiales aisladas, todavía no tiene sentido crítico, para él todo es muy concreto y en términos absolutos. También se valen de los adultos como modelos de imitación: Si la leche es buena, ¿por qué mi madre no toma leche? ¿Por qué solo ella puede comer lo que quiera? ¿Por qué papá nunca come pescado? Estos y otros ejemplos llevan al niño a la confusión porque solo ella tiene que ajustarse a comer de determinada manera. Por tanto, su comportamiento va en la dirección de imitar a aquellos a quienes más se siente cercano: sus familiares.
No es fácil, pero es extraño pensar que ocasionalmente los malos hábitos adquiridos por los niños son inculcados y permitidos por aquellos que más se preocupan por ellos.
