El granizo es un fenómeno caracterizado por la precipitación de agua en estado sólido, es decir, en forma de hielo. Estas partículas son transparentes o translúcidas y con diferentes pesos y tamaños, siendo la mayor y más pesada la registrada durante una tormenta en Bangladesh con aproximadamente 5 kg.
El granizo se forma principalmente en el tipo de nubes cumulonimbus que crecen verticales y llegan a grandes alturas. Las gotas de agua penetran esas nubes y, posteriormente, son congeladas en razón de las condiciones térmicas (temperaturas inferiores a 0 °C). En este momento, las partículas de granizo se forman y, por medio de corrientes de aire, se desplazan, hecho que permite el aumento de las pequeñas porciones de hielo. Cuando llegan a un peso suficiente para vencer las corrientes de aire, se producen las precipitaciones de granizo.
En algunos casos, las partículas de granizo son tan pequeñas que pueden chocar con el suelo ya en forma líquida. Este proceso depende de las condiciones de humedad, peso y velocidad que el granizo pueda alcanzar. Sin embargo, cuando las condiciones atmosféricas son propicias para una fuerte lluvia, el granizo desencadena consecuencias desastrosas.
El granizo puede destruir las cosechas, causar la caída de árboles, movimiento de la estructura de los techos, daños en hogares, derribo cables de electricidad, aplastamiento de coches, destrucción de mobiliario urbano, perturbaciones en el tráfico, etc. En caso de precipitación fuerte de granizo es recomendable no permanecer bajo los árboles o los techos frágiles.
