Él era el hijo de un equites, caballero romano, y la hija del senador Gaius Caecilius de Novum Comum. A veces se confunde el lugar de su nacimiento con Verona. Autor clásico, escribió en el año 77 “Naturalis Historia”, un vasto compendio de la ciencia antigua distribuido en treinta y siete volúmenes dedicados a Tito Flavio, el futuro emperador de Roma.
Quizás Plinio el viejo fue el naturalista más importante de la antigüedad, que afirma que la diversidad de los copistas, y sus grados comparativos de la habilidad, aumentan enormemente el riesgo de perder su parecido con los originales. También explicaba que las ilustraciones son propensas al engaño, especialmente cuando es necesario un gran número de tintas para intentar imitar la naturaleza. Por estas razones, se recomienda, los autores tratar de hacer una descripción verbal de la naturaleza.
Almirante de la flota de Miseno, Plinio el viejo murió mientras estaba en esa posición, tratando de observar, como naturalista, la erupción del volcán Vesubio en el 79, y también trató de salvar a los habitantes que huyeron de la costa.
Viviendo a veinte millas de Pompeya, fue sorprendido por la explosión del volcán, ya que, hasta la fecha, lo único que había grabado sobre el tema eran las marcas de quemaduras en la cima del Vesubio. Para satisfacer su curiosidad, mandó a preparar un pequeño barco, convocó a una tripulación de nueve hombres y un poco antes de las 5 de la tarde se detuvo en su camino hacia Pompeya. A medida que se acercaba a la ciudad, las altas temperaturas y una densa nube de humo provocaban que barco llegara a salir de su destino, llegando hasta un lugar colindante a Stabia. En la mañana del día 25, antes de las 7 de la mañana, una nueva nube llegó a Pompeya. Quien logró sobrevivir y permanecer en el lugar acabó sofocado por los gases. La nube prosiguió en dirección a Stabia. Los moradores vieron lo que se avecinaba a la bahía e intentaron huir sin éxito. Los gases volcánicos del Vesubio generaron centenas de víctimas, entre ellas, Plinio el viejo.