Matemático físico, y astrónomo italiano, Galileo Galilei (1564-1642) descubrió la ley de los cuerpos y enunció el principio de inercia.
Por poco, Galileo no siguió la carrera artística. Uno de sus primeros maestros, Orazio Morandi, trató de estimular a Galileo a partir de la coincidencia de fechas con Michelangelo, quien había muerto tres días después de su nacimiento. Su padre quería que fuera médico y fue hasta el puerto de Pisa para realiza esa profesión. No obstante, fue un pésimo alumno obsesionado con las experiencias físicas, estudio que en la época era considerado una ciencia de soñadores.
Aristóteles fue el único que había descubierto datos sobre la física, nadie le replicó hasta que Galileo surgió. Fue entonces cuando descubrió cómo hacer la balanza hidrostática, innovación que llevaría al reloj de péndulo. A partir de un folleto construyó el primer telescopio astronómico en Venecia. Realizó observaciones de la Vía Láctea a partir de 1610 que llevarían a la adopción del sistema de Copérnico.
Presionado por la Iglesia, fue a Florencia, donde concluyó con sus estudios que el Centro Planetario era el Sol y no la Tierra. Por sus afirmaciones, Copérnico corrió el riesgo de ser condenado por la Inquisición siendo presionado a negar todo en un tribunal. Colocó en debate muchas ideas discutidas por el filósofo griego Aristóteles, entre ellas el hecho de que los cuerpos pesados caían más rápido que los leves, con la famosa historia de que había subido a la torre de Pisa y lanzado dos objetos desde el punto más alto. Esa historia, sin embargo, nunca fue confirmada, pero Galileo demostró que los objetos leves y pesados caen con la misma velocidad.
Galileo Galilei murió ciego y condenado por la Iglesia, permaneciendo lejos de la opinión pública. 341 años después de su muerte, en 1983, la misma Iglesia Católica, revisaría el proceso y decidiría su absolución.