El agua tiene muchas funciones y sirve varias necesidades por parte del hombre. Desde luego presenta una función biológica – no solo para el ser humano en su consumo y para mantener el equilibrio del organismo, pues es en ella que vive y se desarrolla toda la fauna acuática que le puede servir de alimento. Sirve también para irrigar la tierra en actividades como la agricultura, aumentando, con su efecto de medio húmedo, no solo la posibilidad de germinación de las semillas, sino el crecimiento y la fructificación de muchas plantas que sirven para la alimentación humana.
Pero el agua presenta en general también una función química, cuando se junta al procesamiento de la actividad industrial, cuando es añadida a la producción como elemento de refrigeración del calor producido por las máquinas industriales, o por las centrales de producción de energía (como las centrales termoeléctricas o las centrales nucleares).
No hay que olvidar que los cursos de agua, cuando se encuentran en condiciones de navegabilidad, son como ‘caminos que andan’, y que fue a través de ellos que, cuando todavía la actividad del hombre no había inventado otras vías, se procesó el desplazamiento de personas y bienes hasta donde, por ellas, llegaban con más facilidad.
Pero, si esta función de transporte ha sido sustituida por otras invenciones humanas (como el automóvil, el tren o el avión) le resta ahora otra función mucho menos noble, que es la eliminación de los residuos. Relativamente a estos últimos, por falta de cuidado de las poblaciones que explotan dicho recurso se han visto comprometidas todos los demás usos que el agua pueda tener.
En un aspecto positivo, tenemos que encarar la función de la producción de energía. Por su pequeño o gran almacenamiento, el agua es retenida en embalses y conducida, de forma que la energía que se encuentra en sí guardada (denominada energía potencial) se transforme en fuerza motriz, capaz de accionar generadores y de producir energía eléctrica.
Por otro lado, el agua tiene cada vez una mayor función ecológica de entretenimiento. En este uso, especialmente en las aguas en reposo, por la gran tranquilidad que confiere puede ser utilizada para diversión y para descanso (saunas y spas, parques acuáticos, playas…).
La gente puede bañarse en las aguas refrescantes, pueden fluctuar, navegar a bordo de un pequeño barco pueden pescar o incluso practicar deportes acuáticos, con la utilización de la vela o el remo – actividades que ayudan a romper los intensos ritmos de estilo de vida actual de la mayor parte de las poblaciones.
En este punto, además de la utilización del agua en las funciones más directas que fueron descritas, su presencia puede presentar una función indirecta del conjunto. Se puede presentar a la vista con sus aspectos de belleza paisajística y de reposo del espíritu.
Sera en el equilibrio de todos estos usos posibles que se preservará siempre la utilización del agua en la naturaleza.
