La duración de un día se conoce como fotoperiodo y las respuestas del desarrollo de las plantas al fotoperiodo son llamadas de fotoperiodismo (Chang, 1974).
Las plantas responden a estos estímulos gracias a una proteína presente en sus células, llamada de fitocromo, que es la responsable por la percepción luminosa en los vegetales. Existen dos tipos de fitocromo, el fitocromo rojo, representado por Pr o R (red) que es la forma más estable, y el fitocromo rojo largo, representado por Pfr o F (far red) que es una forma más activa. Durante el día, cuando hay una gran incidencia de la luz del sol, el fitocromo R se convierte en fitocromo F, siendo que en la noche, cuando no hay luz solar, ocurre lo contrario. Así, cuando los días son largos, los fitocromos F se acumulan en la planta, induciendo el florecimiento de las plantas de días largos, mientras que las de días cortos no florecen. Y lo contrario sucede cuando los días son cortos, pues el fitocromo R se acumula en las plantas, induciendo a las plantas de días cortos a florecer y, en consecuencia, inhibiendo las de días largos.
Es por ese motivo que algunas especies vegetales florecen solamente en determinadas épocas del año.
En cuanto al fotoperiodismo, las plantas pueden ser clasificadas en:
Plantas de días cortos → Plantas que florecen cuando los días son más cortos y el periodo de oscuridad es mayor. Ejemplo: fresa.
Plantas de días largos → Plantas que florecen en días más largos, cuando las noches son más cortas. Ejemplo: lechuga.
Plantas indiferentes → Plantas que florecen en cualquier época del año, independe del periodo luminoso. Ejemplo: tomate.