La fiebre amarilla es una enfermedad que causa miles de víctimas en el mundo. Es causada por un virus, que se transmite a los seres humanos por la hembra del mosquito Aedes aegypti.
Después de la mordida por el mosquito Aedes aegypti, el período de incubación del virus es de tres a siete días.
Las zonas más afectadas
Esta enfermedad está presente principalmente en las zonas tropicales y subtropicales, dependiendo de las condiciones climáticas favorables para el desarrollo de este tipo de insecto. La región del Amazonas, por ejemplo, es un importante sitio de desarrollo de la enfermedad, porque el clima cálido, las precipitaciones (alto índice pluviométrico) y la gran cantidad de ríos facilitan la reproducción de los mosquitos y la propagación de la enfermedad con gran facilidad.
Después de haber sido picado por este mosquito, la persona infectada comienza a mostrar una serie de síntomas: fiebre alta (que puede llegar a 40 grado ), dolor de cabeza, vómitos, problemas graves de hígado y hemorragia (sangrado).
Nombre de la enfermedad
El nombre de esta enfermedad está relacionada con la coloración de la piel que persona obtiene después de contraer la enfermedad.
El paciente queda con ictericia, pues ocurre el derramamiento de bilirrubina en varios tejidos del cuerpo. Cuando se propaga a través del torrente sanguíneo, la persona queda con una coloración amarillenta tanto en la piel como en los ojos.
Consecuencias
Esta enfermedad infecciosa puede permanecer en el cuerpo del paciente individual durante unas dos semanas. En algunos casos, el paciente puede morir, debido a la agravación de la enfermedad y los daños causados por el virus en el cuerpo y órganos.
Vacuna
La vacuna contra la fiebre amarilla se descubrió a principios del siglo XX por el médico brasileño y sanitarista Oswaldo Cruz. Los médicos recomiendan esta vacuna antes de viajar al norte y centro-oeste de América Latina (lugares donde el riesgo de contraer la enfermedad es mayor).
