La agricultura se sustenta con la ayuda de fertilizantes químicos, si no hubiera sido por ellos no sería posible producir la gran demanda de alimentos necesarios para alimentar a la población mundial. Pero estos beneficios llevan consigo la contaminación de ríos, lagos y mares. A continuación explicaremos cómo los contaminantes están asociados a la plantación de hortalizas.
Los fertilizantes contienen nitratos y fosfatos en su composición, y una vez desprendidos en los cultivos son posteriormente arrastrados con el agua de las lluvias para el lecho de los ríos, yendo para las aguas subterráneas y manantiales. Esos compuestos, cuando están presentes en el agua, aumentan considerablemente la población de algas y plantas, pues como el propio nombre dice, ellos vuelven el suelo fértil. Y la consecuencia de ese disturbio en la vegetación acuática es la eutrofización.
El fenómeno de eutrofización es causado por exceso de nutrientes (compuestos químicos rico en fósforo o nitrógeno) en un cuerpo de agua. El exceso de algas luego entra en descomposición, aumentando el número de microorganismos descomponedores y disminuyendo la cantidad de oxígeno disuelto (OD) del agua.
El DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano) o más específicamente 1,1,1-tricloro-2,2-bis(4-clorofenil)-etano, de fórmula (ClC6H4)2CH(CCl3) fue prohibido durante la década de 1970 después de haber sido revelada la acción tóxica y cancerígeno en organismos vivos.
Es por estas y otras razones que la agricultura debe ser una actividad bien planificada, no convertirse en una enemiga y sí una actividad aliada de la naturaleza.
