En el progreso de sus actividades comerciales, los fenicios tenían un énfasis significativo en el desarrollo de embarcaciones que podría ponerlos en contacto con las diversas civilizaciones del Mediterráneo. El desplazamiento por el mar terminó generando una serie de rutas comerciales que garantizaban el flujo de varios productos que despertaron el interés por la poderosa clase mercante responsable del mantenimiento económico de la civilización.
Los barcos fueron equipados con velas y popas de madera, que por lo general tenían la representación de la cabeza de un caballo. Los bienes comercializados se almacenaban todos en la bodega de los buques y eran protegidos en grandes ollas de barro llenas de arena. Por lo tanto, los fenicios fueron capaces de preservar el bien y minimizar las pérdidas de material durante el transporte.
Además de preocuparse por el alojamiento de los bienes transportables, los fenicios también tuvieron que enfrentar la envidia de otros navegantes que cruzaron la longitud del mar Mediterráneo. La piratería y el saqueo ya eran las prácticas comunes del comercio exterior de la época. Por lo tanto, algunos barcos se movían con la protección de otros buques de guerra equipados con remos y carneros capaces de interceptar la acción de un barco pirata y de actuar de inmediato.
En cada punto de propagación por el comercio de Mar Mediterráneo había grandes salas que albergaban a los marineros, artesanos y comerciantes que participaban en esta actividad económica bulliciosa. Cuando las condiciones meteorológicas impidieron el viaje por mar, las casas de acogida podrían servir como un hogar durante un mes determinado para toda la tripulación. A través de esta impresionante estructura comercial los fenicios dominaron una buena economía por sus relaciones exteriores.
Sin embargo, esta estructura no fue capaz de controlar la riqueza que va de la mano. El control de los inventarios, acuerdos comerciales, pedidos, precios y otros acuerdos comerciales debían ser debidamente registrados para que todo ese esfuerzo invertido fuera recompensado. Fue entonces que la cultura fenicia estableció el desarrollo de un sistema de símbolos que podrían facilitar el proceso de comunicación entre las personas.
El sistema de símbolos fenicios consistía en un alfabeto fonético que consta de veintidós letras. Este sistema de comunicación es de gran importancia no sólo para los fenicios, sino que también influyó en el largo proceso que condujo a las letras que componen el alfabeto occidental. La civilización greco-romana, considerada la cuna de varias lenguas modernas, tuvo una influencia visible del sistema gráfico fenicio.
