La etimología de la palabra “ethos” viene del griego y significa el comportamiento, la acción, la actividad. De “ethos” se deriva de la palabra ética. La ética es por lo tanto el estudio de la conducta, acciones, opciones y valores humanos. En nuestra vida diaria hay una serie de modelos de “ética” que plantean los diferentes modos de vida y acción, a veces mutuamente excluyentes. ¿Cuál es el mejor tipo de vida (si lo hay)? ¿Qué es la felicidad? ¿Es mejor ser feliz o hacer el bien o lo que es correcto?

Preguntas como éstas vienen en todas las épocas de la historia humana. Delos  griegos de la antigüedad clásica existen muchos tipos de respuestas. Una de ellos es proporcionada por el filósofo Aristóteles, famoso por su metafísica. Vamos a profundizar un poco más en lo que tiene que decir.

Felicidad de Aristóteles

En su libro “Ética a Nicómaco” ((griego Ἠθικὰ Νικομάχεια), Aristóteles consagró el término medio de la ética. En medio de un período de estudio de la cultura y el placer se encuentra la confrontación de encontrar la mejor forma de vida. Sin embargo, la simplicidad del filósofo hizo optar por una manera de ordenar los dos extremos, y por lo tanto los causantes de los excesos y los vicios.

La metrética (medida) con Aristóteles (Aristóteles fue llamado así por haber nacido en Stageira) buscó el término medio entre las virtudes y los vicios, a fin de equilibrar la conducta del hombre con su desarrollo material y espiritual. Por lo tanto, la comprensión de la especificidad del hombre es ser un animal racional, la felicidad sólo puede relacionarse con el desarrollo total de esta capacidad. La felicidad es un estado mental al que aspira el hombre y para ellos es necesario tanto los bienes materiales como los espirituales.

Aristóteles hereda el concepto de la virtud o excelencia de sus predecesores, Sócrates y Platón, para quien el hombre debe ser dueño de sí mismo, es decir, tener auto-control. Esta es la forma de pensamiento que promueve al hombre como dueño y señor de sus deseos y no hacerlo su  esclavo.

El hombre bueno y virtuoso es aquel que combina la inteligencia y la fuerza, que procede de su riqueza para mejorar su intelecto. La virtud no es dada a la gente sencilla o inocente, ni al valiente, ni al estúpido. La excelencia se logra mediante la repetición de la conducta, es decir, el ejercicio habitual del carácter de esa manera desde la infancia.

Según Aristóteles, las cualidades de carácter se pueden arreglar para que podamos identificar la medida extrema y justo. Por ejemplo,entre la belicosidad y la adulación está una amistad, entre la indolencia y la ganancia está la ambición y así sucesivamente. Según él, aquella persona que inconscientemente sea de uno de los extremos siempre acusará a otro de vicio. Por ejemplo, en la política el liberal será llamado de conservador y el radical por aquellos que son radicales de conservadores. Esto se debe a que los extremistas no ven el término medio.

De esta manera surge el famoso lema griego “nada en exceso”. Aristóteles formular la ética de la virtud centrado en la búsqueda de la felicidad, pero en la felicidad humana, hecha de bienes materiales, riquezas que ayudan al hombre a desarrollarse y no volverse mezquino, bien con bienes espirituales, como la acción (política) y la contemplación (la filosofía y metafísica).