La selección natural es el principal factor de la evolución que actúa sobre la variabilidad genética de una población. Se podría decir que, simplemente, la evolución es el resultado de la selección natural y su acción incipiente en un determinado grupo.
La acción de la selección natural consiste en la selección de genotipos mejor adaptados a una condición ambiental particular (selección natural positiva) y la eliminación de los desventajosos en la misma condición (selección natural negativa).
La expresión de mejor adaptado se refiere a la mayor probabilidad de que, en un ambiente específico y bajos unas condiciones concretas, un individuo pueda dejar descendencia propia de su especie.
La selección natural, por lo tanto, tiende a reducir la variabilidad y a ofrecer especies mejor adaptadas a lo largo del tiempo. De esa manera, cuanto más intensa resulte la selección natural de una determinada población, menor será su variabilidad, pues apenas algunos genotipos serán seleccionados.
La selección natural opera de manera continua en todas las poblaciones. Incluso en entornos estables y selección constante, la selección natural actúa como un estabilizador de manera presente, eliminando los fenotipos desviantes.
Ahora vamos a discutir algunos ejemplos en los que existe la presencia de la selección natural: el melanismo industrial, la resistencia a antibióticos o insecticidas y la anemia falciforme o sicklemia.
Melanismo industrial
El melanismo industrial es un fenómeno que se observa en regiones altamente industrializadas. Se caracteriza por un aumento en la frecuencia génica de individuos con coloración oscura, de ahí el término melanismo. Un ejemplo clásico de melanismo industrial es la polilla Biston betularia o mariposa del abedul en las regiones industriales de Inglaterra.
Antes del auge de la industrialización, la mayoría de las polillas mostraron tonos blanquecinos, y escasamente fueron de color oscuro. Los individuos de esta especie tenían la costumbre de posar sobre los troncos de árboles que, en lugares no contaminados, están cubiertos por líquenes, los cuales dan al tronco coloración clara. En estos lugares, al posar sobre los troncos cubiertos por líquenes, las mariposas claras no son tan visibles como las mariposas oscuras, que se vuelven así, presas fáciles para sus depredadores –los pájaros.
Con la creciente industrialización, el humo y el hollín liberado por las fábricas, se provoca la muerte de los líquenes, dejando los troncos de los árboles expuestos. De este modo, el sustrato utilizado por las mariposas adquirió la coloración oscura y, con ello, las mariposas claras se volvieron más visibles que las oscuras. Con el tiempo, la forma oscura comenzó a predominar sobre la clara, debido a la actuación de la selección natural.
Como puede verse en este ejemplo, el cambio gradual de las condiciones ambientales determinó un cambio en la frecuencia génica en una población en una determinada dirección en respuesta a la selección natural.
Resistencia a antibióticos o insecticidas
La resistencia a los antibióticos y los insectos a los insecticidas ha aumentado considerablemente en los últimos años, existiendo siempre la necesidad de desarrollar nuevos antibióticos e insecticidas nuevos.
La resistencia de estos productos es como sigue: los individuos están adaptados a una condición ambiental particular; si introducimos en el medio una cierta cantidad de antibiótico o insecticida, se producirá una gran tasa de mortalidad en la población, pero algunos pocos, que ya presentaron mutaciones que les ofrecieron resistencia a esas sustancias, sobrevivieron. Estos, a su vez, al reproducirse, generarán individuos de características que se distribuyen en alrededor de un tipo de medio diferente.
Si estos individuos son sometidos a dosis más altas de las sustancias en cuestión, de nuevo habrá una alta tasa de mortalidad, y sólo los que sobreviven tendrán las condiciones genéticas para soportar dichas condiciones. En un largo plazo, podemos observar que determinada población ha mejorado su resistencia a las condiciones adversas.
Anemia falciforme o sicklemia
La anemia de células falciformes o sicklemia es una anomalía que se produce en los seres humanos, determinada por un gen letal en dosis doble. Este gen determina la formación de moléculas anormales de hemoglobina. Estas hemoglobinas «anormales» tienen poca capacidad para transportar oxígeno y, debido a esto, las células rojas que las contienen adquieren la forma de una hoz cuando la concentración de oxígeno disminuye. Por esta razón se les llama eritrocitos falciformes.
Entre el gen para la sicklemia y su alelo que determina la síntesis de hemoglobina no existe una relación de dominancia.
Los individuos heterocigotos presentan tanto células rojas y hemoglobinas normales como tiene eritrocitos falciformes: aunque un poco anémicos, sobreviven, aunque con menor viabilidad en comparación con los homocigotos normales.
En condiciones ambientales normales, el gen de la anemia de células falciformes tiene un fuerte efecto selectivo negativa, que ocurre con poca frecuencia en las poblaciones. Hemos observado, sin embargo, frecuencias altas de este gen en vastas regiones de África, donde hay alta incidencia de la malaria.
Esta alta frecuencia es debido al hecho de que los heterocigotos para la anemia de células falciformes son más resistentes a la malaria. El homocigoto normal corre un alto riesgo de muerte por la malaria y los homocigotos anormales mueren de anemia. El heterocigoto, sin embargo, presenta, sobre esas condiciones ambientales, superioridad adaptativa, propiciando la alta tasa de un gen letal en la población.