El existencialismo es un conjunto de doctrinas filosóficas que tenía como tema central el análisis del hombre y su relación con el mundo, a diferencia de la filosofía tradicional que concibe la condición humana.
También es un fenómeno cultural que alcanzó su apogeo en Francia después de la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de 1960, que influyó en los estilos de vida, la moda, las artes y el activismo político. Como orden popular, el existencialismo tendría implicaciones en la música juvenil desde 1970, con los góticos y, actualmente, el grupo social emo.
A pesar de su reputación como movimiento pesimista y sombrío, el existencialismo, de hecho, es sólo una filosofía que no hace concesiones: el hombre se pone toda la responsabilidad por sus acciones.
El escritor, filósofo y dramaturgo francés Jean-Paul Sartre (1905-1980), exponente de la filosofía existencialista, parte del siguiente principio: la existencia precede a la esencia. Con esto quiero decir que el hombre primero existe en el mundo, y, después, se realiza definiéndose por sus acciones y por sus hechos en su vida.
Por lo tanto, los existencialistas niegan que existe una naturaleza humana – una esencia universal que cada ser humano comparte – o que se trataba esencialmente de un atributo de Dios. Por lo tanto, para un existencialista, no es correcto afirmar que uno es como es por su propia naturaleza o porque así Dios lo ha querido.
Por el contrario, si la existencia precede a la esencia, no hay naturaleza humana o de Dios que nos defina como hombres. En primer lugar, existe, y sólo entonces, se constituye la esencia a través de nuestras acciones. Por lo tanto el existencialismo coloca al hombre en la plena responsabilidad de lo que es.
Somos responsables de nuestra existencia
Si el hombre primero existe y después se hace por sus acciones, él es un proyecto, es aquello que se lanza en el futuro, en sus posibilidades de realización. Ello significa que lo que se hace en la vida, el significado dado a la existencia, es parte de la libertad ineludible.
Y además, según el existencialismo se tiene la plena responsabilidad de lo que se es. Para los existencialistas, no hay excusa. No hay Dios o naturaleza con la que responsabilizar los fracasos. La libertad es incondicional y eso es lo que Sartre quiere decir cuando dice que estamos condenados a ser libres. Por lo tanto, para un existencialista, el hombre está condenado a hacerse hombre, cada momento de su vida, en las decisiones tomadas en cada momento.
El futuro del ser queda en la propia voluntad, otorga total autonomía moral, política y existencial, además de la responsabilidad por los actos. Crecer no es una tarea fácil.
Otros pensadores existencialistas
Desde Sócrates (470 a.C.-399 a.C.), muchos filósofos reflexionaron sobre la existencia humana, pasando por los estoicos, Agustín de Hipona (354-430), Blaise Pascal (1623-1662), Friedrich Nietzsche (1844-1900) y Henri Bergson (1859-1941), pero no por ello pueden ser denominados como filósofos existencialistas.
Incluso entre los pensadores alineados con las doctrinas de la existencia, hay varias posiciones que van desde el existencialismo cristiano, representado por el danés Sören Kierkegaard (1813-1855) -considerado el precursor del movimiento-, el francés Gabriel Marcel (1889-1973) y el alemán Karl Jaspers (1883-1969), hasta el existencialismo ateo del propio Sartre, el filósofo alemán Martin Heidegger (1889-1976) y de los escritores franceses Albert Camus (1913-1960) y Simone de Beauvoir (1908-1986).
