Los éteres se caracterizan por la presencia del átomo de oxígeno conectado a dos grupos orgánicos, el éter dietílico es parte de esta clase de compuestos y tiene otros nombres como: éter sulfúrico, éter etílico o dietiléter. Su fórmula molecular es C4H10O y fórmula estructural CH3CH2-O-CH2CH3. Es un líquido incoloro, de olor característico, que fue descubierto por el farmacéutico Valerius Cordus, en el siglo XVI. Este científico realizaba experimentos y al someter el alcohol etílico a la acción del ácido sulfúrico, percibió la aparición de la nueva sustancia.
El proceso de obtención usado hasta en los días actuales consiste en el calentamiento de la mezcla de etanol con ácido sulfúrico a 140 °C. Esta mezcla se concentra en la proporción de 5:9, es decir, la concentración de ácido sulfúrico en la mezcla es mucho más grande en comparación con el alcohol etílico, de ahí la denominación de éter sulfúrico.
El éter dietílico tiene la propiedad característica la extrema volatilidad. La peligrosidad de éter dietílico es explicada por sus vapores, estos son más densos que el aire si el recipiente que lo contiene está abierto; así, pueden acumularse sus vapores y generar una gran explosión. Los productos de combustión del éter etílico son agua y dióxido de carbono.
La industria utiliza el éter etílico como solvente para las resinas y aceites, así como en la preparación del polvo y de seda artificial. En medicina este compuesto se utiliza como anestésico local, pero tiene desventajas que afectan la presión arterial e irrita las vías respiratorias, además del riesgo de causar incendios.
La comercialización de éter es regularizado dados sus usos ilícitos. Ese compuesto es utilizado también para sintetizar la cocaína. Además, presenta riesgos de uso que requieren de prácticas de prevención.
