Los gases tienen características relativamente particulares, pensando en ello se hace necesario un estudio especial sobre esos compuestos. Al comenzar por la constitución química, los gases pueden constituir moléculas (CO2, CO) o se presentan como átomos aislados (gases nobles – He, Ne, Ar…).
En cuanto a las características físicas, los gases pueden ampliar o sufrir compresión, dependiendo del lugar donde esten. Si los gases son confinados en recipientes cerrados, adquieren formato específico, pero dejados libres tienden a ocupar todo el espacio disponible. Ese grado de libertad de las moléculas gaseosas hace con que se muevan de forma desordenada, pero al mismo tiempo contínua.
Si, por ejemplo, un gas se encuentre en un lugar cerrado, sus moléculas en movimiento pasan a ejercer cierta fuerza sobre las paredes internas en el intento de escapar, es lo que llamamos de presión, que es directamente proporcional al número de choques por unidad de área, es decir, cuanto mayor el volumen del gas mayor será la presión ejercida.
Hay un factor agravante para el movimiento continuo de gases, la temperatura. Si calentamos un gas, sus moléculas pasarán a moverse más rápidamente. Decimos entonces que la energía cinética (Ecin) de ese gas aumentó.
Ecin = KT
Donde K = constante
T = temperatura
La temperatura de un gas aumenta si aumentamos su energía cinética, Ecin y T son variables directamente proporcionales. La ecuación anterior representa la relación.
El gas que obedece a estas condiciones se llama de gas perfecto, ejemplo: helio (He), gas criptón (Kr), gas xenón (Xe).
