Entre todos los deportes, la esgrima es uno de los más antiguos y tradicionales. Un templo egipcio construido en el 1170 a.C. ya mostraba a algunos guerreros con armas puntiagudas combatiendo entre sí. En realidad, en aquella época la esgrima no era un deporte sino una forma de lucha.
Algo muy habitual en películas o dibujos animados es el combate entre personas usando espadas en la Edad Media. De hecho, en este periodo esta actividad era ampliamente usada en la guerra o para resolver contiendas. Posteriormente, con el descubrimiento de la pólvora, el uso en combate de la esgrima fue olvidado, pasando a tener un contexto artístico. La esgrima es una de las cuatro modalidades deportes que formaron parte de todos los Juegos Olímpicos de la historia.
La regla general de la esgrima es tocar al adversario con un arma, sin embargo, existen tres armas diferentes, cada una con sus reglas específicas. El florete es la arma más leve y también la más común; en este caso, basta tocar con la punta del arma apenas en el tronco del adversario y en la región ventral. La espada es el arma indicada para personas más altas, una vez que es utilizada en una posición más erecta, vertical; además, con ella vale tocar en cualquier parte del cuerpo del adversario. El sable es el arma más violenta y ágil; en este caso se puede tocar solamente la región encima de la cintura, con excepción de las manos.
Anteriormente, las armas eran sumergidas en tintas con el fin de ayudar a los árbitros a identificar los toques dados. Hoy en día, son usados cables conectados a las ropas y en las armas de los atletas con ese fin. En juegos oficiales, vence el atleta que anote 15 puntos (toques) en el adversario o que realice más puntos después de tres rondas, cada uno de ellos con tres minutos de duración.
