Los primeros escultores griegos hicieron un trabajo sencillo, pero poco a poco aprendieron a hacer figuras realistas, estilo que fue copiado a finales del siglo XIX. Hubo tres períodos en la escultura griega: periodo arcaico, periodo clásico y periodo helenístico.
En los inicios de la escultura griega, los artistas apenas sabían hacer pequeñas figuras de arcilla y bronce. Con los fenicios y otros pueblos de Oriente, los griegos aprendieron a hacer figuras de arcilla con moldes; este período arcaico, desarrolló un estilo rígido. Al final del siglo VIII a.C., los griegos aprendieron a hacer grandes estatuas con los egipcios y cómo trabajar las piedras más duras como el mármol blanco. Con el tiempo, los escultores griegos habían mejorado y logrado obtener imagenes más vívidas. Entallaron muchas figuras de hombres desnudos, en pie, representando a servidores en el templo de un dios; estas figuras se llamaban curos.
Las figuras femeninas, en cambio, estaban siempre vestidas, en posición frontal y con expresión tranquila. En el periodo clásico, aprendieron a hacer ropas con pliegues, a veces sueltas, a veces cubriendo el cuerpo. Realizaron esculturas de dioses, que para ellos parecían mucho con los hombres. La primera escultura clásica importante apareció en el templo de Zeus, en Olimpia. El punto culminante de esta fase son las esculturas del Partenón en Atenas.
Entre los escultores se encuentran Lisipo, que hizo figuras atléticas, y Praxíteles, con sus diosas y dioses en un estilo suave y armonioso. No podemos dejar de citar la grandiosa Venus de Milo, de autor desconocido. La escultura de retratos empezó en este periodo. Alejandro el Grande, con sus logros, llevó la cultura griega hasta Egipto y Oriente hasta que, después de su muerte, su imperio fuera dividido en reinos menores. En estos reinos, se animó al desarrollo de las escuelas de arte locales y hubo entonces una mezcla de sus ideas con el arte griego; como resultado aparece el arte helenístico. Unos seguían el estilo más clásico mientras que otros preferían figuras más activas y dramáticas. Entre las escuelas más famosas de la época se destacan las localizadas en Rodas, Pérgamo y Alejandría.