El siglo pasado ha producido un pensamiento conocido como la Teoría Crítica. Entre ellos a los pensadores Theodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse y Walter Benjamin. Con la Segunda Guerra Mundial, abandonaron Frankfurt (Alemania), para refugiarse en los Estados Unidos, regresando sólo en los años 50.
En Europa durante el siglo XX, los cursos y los resultados que vienen con los logros políticos en nombre del proletariado y de una ideología marxista empezaron a ser reevaluados por algunos intelectuales. La idea de que la lucha entre la burguesía y el proletariado resolvería algunos conflictos comenzó a percibirse como un tema entre la clase media. Esta generación pretendía reconciliar la teoría intelectual con el comando del partido socialista.
El marxismo era para entonces un consenso en el Partido de la Social Democracia, que entendía la teoría y la práctica como palabras sinónimas. En 1900, se produjo una especie de división, en la que las dos partes (teoría y práctica) discutieron la realidad y el sentido del marxismo. El contexto europeo de la primera mitad del siglo sería crucial para la comprensión de las bases de lo que se convirtió en el marxismo occidental como respuesta al marco político y social. De acuerdo a Perry Anderson, el fascismo y el estalinismo eran las dos grandes tragedias que destruyeron el potencial creativo de una teoría marxista nativa unida a la práctica de las masas de proletariado occidental.
Como teoría, el marxismo se convirtió en algo muy diferente de todo lo que precediera, causando como punto culminante de este cambio el desplazamiento de los temas y preocupaciones de los intelectuales marxistas. Las generaciones que componen el marxismo occidental se preocuparon en armar una producción intelectual. Se alejaron de su pasado clásico (marco teórico) y, al mismo tiempo, evaluaron los resultados del marxismo presente.
Así nació la Escuela de Frankfurt que se ha dedicado desde los años 20 al estudio de los problemas tradicionales del movimiento obrero combinando el análisis empírico y teórico. Debido a la pérdida de su tradición intelectual, el marxismo de la Frankfurt estaba sujeto a un movimiento auto-reflexivo.
Lo que es característico en el marxismo occidental es esta auto-reflexión de lo que era, fue y será el futuro del marxismo, con obras que abordaron temas como el papel del materialismo histórico, el concepto de la historia, la toma de conciencia de clase, la cultura, el arte, la literatura y, por último, considerar todas las categorías y las herramientas para pensar sobre los cambios, la validez, limitaciones, y las posibles formas de leer el marxismo en el rostro de la sociedad industrializada moderna. Los autores vinculados a la Escuela de Frankfurt no eran realmente comentaristas e intérpretes de Marx, sino que se inspiraron en él para la visión de la sociedad contemporánea.
Los intelectuales de la Escuela de Frankfurt a cabo su trabajo a un ámbito crítico y reflexivo como el marxismo, que abarca las categorías y conceptos que dicen mucho sobre las consecuencias y rumbos de la práctica marxista del pasado y de aquel momento en que escribieron. Por tanto, lo que dicen al respecto es una especie de propuesta o relectura de aquello que podría y merecería ser hecho.