La Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una enfermedad caracterizada por una limitación de la ventilación, reversibilidad generalmente progresiva y baja.
Por lo general, los pacientes con esta patología presentan un cuadro de bronquitis crónica y enfisema pulmonar. El término EPOC se utiliza genéricamente refiriéndose a un grupo de enfermedades pulmonares obstructivas crónicas comunes, que incluye bronquitis crónica, enfisema pulmonar, asma bronquial, y bronquiectasia. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la EPOC es el término utilizado para referirse a la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar en su conjunto.
La enfermedad tiene mayor incidencia en hombres con edad avanzada. Las personas que han tenido tuberculosis también son más propensas a desarrollar EPOC.
Entre los factores que desencadenan esta condición se indican el tabaquismo y la exposición al humo del tabaco (fumadores pasivos), la exposición al polvo durante muchos años, la contaminación del aire, e incluso factores genéticos, cuando hay una deficiencia de enzimas implicadas en proceso de destrucción del parénquima pulmonar.
Las manifestaciones clínicas más frecuentes son tos, mucosidad (flema) y dificultad para respirar (limitación del flujo aéreo, especialmente durante la espiración). Algunos pacientes tienen una limitación gradual a hacer ejercicio, mientras que la tos suele surgir ocasionalmente. Otros tienen tos productiva (con flema) durante el día, especialmente por la mañana, además de presentar una mayor propensión a adquirir problemas respiratorios. Cuando esto ocurre, la tos tiende a empeorar con catarro verdoso o amarillento, con posible empeoramiento de la disnea (dificultad para respirar), apareciendo a veces sibilancias (silbidos).
A través de los años, si la persona permanece en contacto con el agente desencadenante de la EPOC, la disnea evoluciona. Comienza a aparecer en la realización de las actividades de rutina, tales como el cambio de ropa o peinarse. Algunas personas con EPOC grave pueden manifestar insuficiencia cardíaca, lo que lleva a la hinchazón de las extremidades inferiores.
El diagnóstico se basa en la historia clínica y el contexto, junto con el examen físico realizado por un médico. Estudios por imagenes también ayudan a obtener un diagnóstico de la EPOC, así como los análisis de sangre (análisis de gases en sangre). Las pruebas de imagen, como la radiografía de tórax y la tomografía computarizada muestran cambios característicos de la enfermedad. Las pruebas reflejan la situación de la función pulmonar, como la espirometría, normalmente apuntando a una disminución en el flujo sanguíneo pulmonar.
El primer paso en el tratamiento de la EPOC es eliminar el agente causante de la enfermedad. La aplicación de broncodilatadores en el tratamiento es de gran importancia, pudiendo ser utilizado de diferentes formas: por medio de nebulizadores, aerosoles, sprays, comprimidos, jarabes o cápsulas de inhalación. El uso de corticosteroides también puede ser beneficioso en el tratamiento de algunos pacientes con EPOC. El oxígeno en el hogar también puede ser necesario en algunos casos. Los ejercicios de respiración también pueden ayudar a reducir los síntomas.