El uranio se produce mediante la reacción de fisión o fusión de los átomos, durante las cuales son liberadas grandes cantidades de energía que pueden ser utilizadas para generar electricidad. La fisión nuclear utiliza uranio, un mineral presente en el planeta en cantidades limitada como combustible. El recurso energético consiste en la partición de un núcleo pesado en dos núcleos de masa semejantes.
Aunque la cantidad de energía producida por la fisión nuclear es significativa, este proceso tiene problemas difíciles de resolver:
- Peligro de explosión, fugas nucleares y radiactivas.
- La producción de residuos radiactivos.
- La contaminación radiactiva.
- La contaminación térmica.
De modo alternativo, el uranio (energía nuclear) también puede ser producido mediante el proceso de fusión, que es la unión de dos núcleos ligeros para formar otro más pesado y con menor contenido de energía, a través del cual también libera grandes cantidades de energía. Este proceso implica átomos ligeros, tales como los de deuterio, tritio u hidrógeno, sustancias que son muy abundantes en la naturaleza.
Cabe señalar que el impacto ambiental del proceso de fusión es mucho menor en comparación con la energía producida por la fisión nuclear. Actualmente, esta fuente de energía se encuentra todavía en una fase experimental, ya que la tecnología no es capaz de crear reactores de fusión debido a las altas temperaturas necesarias para llevar a cabo el proceso.
Mientras no se consiga hallar una forma segura para emplear la energía nuclear y un procedimiento al tratamiento eficiente y prolongado de los residuos resultantes de la actividad, la explotación de uranio seguirá siendo desaconsejable en la práctica.