El petróleo es un aceite mineral, de color oscuro y olor desagradable, que consiste básicamente en hidrocarburos. El refino de petróleo bruto (o crudo) consiste en su separación en varios componentes y permite obtener una amplia variedad de combustibles y materias primas.
Las primeras fracciones de la refinación (es decir, los primeros productos obtenidos) son el gas butano y el propano, que son separados y comercializados de forma independiente. Sin embargo, también puede mezclarse con etano y, de esta manera, constituye el gas de petróleo licuado.
Uno de los principales objetivos de las refinerías es conseguir la máxima cantidad de gasolina. Esta es la fracción más utilizada del petróleo y, también, la más rentable tanto para la industria de refinación como para el Estado. Cabe señalar que, todos los transportes, a nivel mundial, dependen de la gasolina, del jet fuel (empleado por los aviones) y del gasóleo. Por ello, las refinarías han ido desarrollando, cada vez más, los procesos de transformación de las fracciones más pesadas del petróleo bruto en gasolina y gasóleo.
Se calcula que, al actual ritmo del consumo, las reservas planetarias de petróleo terminen agotadas en los próximos 30 o 40 años.