La búsqueda de una orientación profesional es un problema que toma una dimensión enorme para los jóvenes y para sus padres, cuando se acerca el final de la educación básica, es hora de tomar decisiones sobre el futuro educativo. En la enseñanza secundaria, esta preocupación persiste, con la necesidad de optar por cursos de formación profesional y universidades.
¿Cuándo debería comenzar la orientación vocacional? ¿Quién debe ayudar a los jóvenes en la búsqueda de su camino? En realidad, el desarrollo vocacional se desarrolla a lo largo de toda la vida. Existe un conjunto de competencias fundamentales, que se van adquiriendo y consolidando a lo largo de todo el crecimiento de niños y jóvenes, y que les van a ser indispensables, futuramente, en sus elecciones vocacionales y profesionales. De esta forma, en cualquier nivel de enseñanza esa preocupación debe estar presente. Por otro lado, en este como en otros dominios, la colaboración entre la escuela y la familia trae ventajas para la educación y el desarrollo de los jóvenes.
Atrás quedaron los días cuando se elegía una profesión para toda la vida y se podía ejercer de forma casi inevitable desde el principio al fin. Hoy en día, la evolución tecnológica introdujo muchos cambios rápidamente, que acarrean alteraciones profundas en el mundo laboral, para las cuales las personas tienen que estar preparadas. Este es otro aspecto a considerar por la orientación vocacional y por los profesionales que a ella se dedican. Es también más un argumento a considerar en el trabajo educativo de profesores y padres intencionalmente dirigido al desarrollo de competencias fundamentales, no solamente a nivel de la orientación vocacional, como en otros niveles de la vida.
Podemos señalar tres áreas fundamentales a considerar en el trabajo educativo descrito anteriormente:
Conocimiento del self – Esta área implica el desarrollo de competencias que engloban la búsqueda de información, la gestión del tiempo y el establecimiento de objetivos. Permite explorar y clarificar valores personales, puntos débiles y fuertes, intereses y aspiraciones. Las competencias adquiridas en la infancia y adolescencia, como las que referimos anteriormente, son utilizadas en las fases de la vida que se siguen.
Conocimiento de las oportunidades – Esta área se relaciona con el mundo del trabajo, independientemente de si es remunerado o no. Incluye aprender a respetar y apreciar todas las formas de trabajo. Pasa por la exploración de las diversas opciones disponibles en el mundo laboral y de los procesos que permiten tener acceso a ellas.
Aprendizaje sobre las decisiones y las transiciones – Tiene una importancia crucial y requiere ser desarrollada desde muy temprana edad. Implica la transferencia de competencias aprendidas en diversos contextos de aprendizaje, como por ejemplo las aulas, para otros completamente diferentes. Pasa por el desarrollo de competencias necesarias a la definición de planes de acción para alcanzar determinados objetivos. Incluye la consideración de diversas hipótesis y la anticipación de consecuencias.
Todas estas habilidades referidas son importantes en la preparación de los jóvenes para su toma de decisiones a nivel profesional.
