Emile Durkheim fue uno de los responsables de la toma de la sociología como un ejercicio académico que podía ser aceptado como una ciencia social. Durante su vida, publicó cientos de estudios sociales sobre la educación, la religión, el crimen, e incluso el suicidio.
Uno de los objetivos de Durkheim estaba en cómo las sociedades pueden mantener su integridad y coherencia en la era moderna, cuando las cosas como la religión y la etnicidad no podrían estar tan dispersas y mezcladas. De esto, trató de crear un enfoque científico a los fenómenos sociales. Descubrió la existencia y calidad de distintos fragmentos de la sociedad, divididos por las funciones que ejercen y preservando el centro equilibrado. Esto fue conocido como la teoría del Funcionalismo.
También habló de que la sociedad es más que la suma de sus partes. A diferencia de Max Weber, no se centró en lo que motivó las acciones de personas individuales (individualismo), sino que se acercó al estudio de los “hechos sociales”, un término que él crea y con el que describe los fenómenos que no se limitan sólo a una persona. Los hechos sociales tienen una existencia independiente y más objetiva que las acciones individuales, y sólo puede explicarse por otros hechos sociales, como la región donde la sociedad está sometida, gobiernos, etc.
Discutió el hecho de que en la sociedad moderna, la división del trabajo podía ser mayor de lo que era antes. Varias clases de funcionarios eran creados en las fábricas. En una línea de producción, un trabajador no necesitaba saber sobre todo el proceso de fabricación del producto sino simplemente las actividades que le eran encargadas. Esto genera una dependencia cada vez mayor. Antes, el agricultor trabajaba en su propiedad de forma auto-suficiente sin tener que depender de otros grupos de trabajadores para alimentar sus necesidades. Ahora, el trabajador tenía su dinero y tenía que confiarlo a otros grupos para poderse mantener (ropas, alimentación…).
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