El volcán puede ser definido como una abertura a través de la cual son expulsados, desde el interior hasta la superficie terrestre, lava, fluidos y otros materiales.
Son constituidos por cámara magmática, chimenea volcánica, cono volcánico y cráter volcánico.
La cámara magmática (o bolsada magmática) es el depósito en el interior de la Tierra donde se acumula magma, es decir, una mezcla compleja de silicatos fundidos, cristales en suspensión y gases disueltos. Se sitúa a profundidades que varían entre algunos kilómetros y algunas decenas de kilómetros.
Los gases que se encuentran disueltos en el magma están bajo presión. Tal presión puede provocar aberturas dando lugar a la expansión gaseosa. Estas grietas tubulares son designadas por chimeneas volcánicas que corresponden a canales columnares por donde ascienden los materiales incluidos en la cámara magmática.
El cono volcánico es una estructura cónica resultante de la acumulación de los materiales expelidos durante la erupción volcánica. Su morfología está relacionada con el tipo de erupción. Esta es consecuencia de la presión y de la cantidad de gases, así como de las características de la lava que lo alimenta y de la estructura del terreno donde se sitúa. Con base en el carácter efusivo o explosivo de las erupciones.
El movimiento del magma puede provocar sacudidas bruscas en la Tierra, llamados sismos, los cuales anteceden y acompañan, casi siempre, las erupciones volcánicas.Durante la ascensión, los gases se van liberando y, cuando el magma alcanza la superficie o está cerca de ella, pasa a denominarse lava. La lava, por enfriamiento, solidifica, formando una roca volcánica. Sin embargo, existen erupciones en las que no se produce un derramamiento de lava. Son erupciones violentas que expulsa gases y materiales que ya se encuentran en estado sólido, más o menos pulverizados.
Las erupciones pueden ser del tipo central – si la efusión se procesa a través de un orificio aproximadamente circular; del tipo fisural – si la efusión se procesa a través de fracturas en la superficie terrestre; freáticas – si el magma, en su movimiento ascensional, entra en contacto con rocas impregnadas de agua; o submarinas – si la efusión se da por debajo del nivel de las aguas, lo que provoca la solidificación inmediata del magma.