El transporte pasivo es el transporte que se produce entre dos soluciones que pretende igualar las concentraciones, que se produce sin el gasto de energía. Se divide en dos tipos: la difusión y la ósmosis.
La difusión es una forma de transporte pasivo, en el que el soluto pasa de la solución más concentrada (hipertónica) a la menos concentrada (hipotónica). Eso ocurre con el propósito de ellas volverse iguales (isotónica).
Velocidad de transporte y ejemplos
Cuanto mayor sea la diferencia entre la concentración, el envío será más rápido. Por ejemplo, la nicotina entra en el torrente sanguíneo más rápidamente del no fumador que en el del fumador, pues esa sustancia no está presente en la corriente sanguínea de quien no es fumador.
Otro ejemplo de difusión es el cloro vertido en una piscina. Él mezclará el agua completamente, desplazándolo del medio de mayor concentración para el menos concentrado, hasta quedar distribuido homogéneamente por toda la piscina.
La ósmosis es la modalidad de transporte pasivo, en la cual, el soluto es transportado del medio de mayor concentración para el medio menos concentrado.
Un ejemplo muy simple de entender la osmosis es observar la acción de azúcar en las fresas. Cuando se coloca en contacto con las fresas, el azúcar recibe el agua contenida en esta fruta.
Observamos también osmosis cuando nadamos en la playa, ya que existe una concentración de soluto (la sal) mayor en el mar que aquella presente en nuestro cuerpo.
Difusión y ósmosis simultáneas
Hay situaciones en las que ambos procesos (osmosis y difusión) ocurren simultáneamente. Este es el caso de la sal al ir para el torrente sanguíneo, pasará para el líquido intersticial (fluido desde el cual las células derivan sus nutrientes y materiales de desecho depositados) por difusión. Y por ósmosis, el agua contenida en el fluido intersticial pase en el torrente sanguíneo. El resultado es un aumento en el volumen sanguíneo y en la presión arterial.
